“Soy un verdadero creyente de que la ley es lo que debe gobernar un Estado y no las decisiones que tomen de forma individual sus gobernantes, porque hemos visto lo que sucede cuando este principio no se aplica”, así comenzó el abogado estadounidense Hunter Carter una entrevista con La Prensa.
Carter estuvo en Panamá para presentar un amicus curiae -que es una opinión que aporta un tercer experto en el tema, como “amigo de la Corte”- dentro del proceso interpuesto en representación de Álvaro José López Levy ante la Corte Suprema de Justicia (CSJ). El recurso busca que se declare inconstitucional el artículo 26 del Código de la Familia, que define el matrimonio como la unión entre un hombre y una mujer, y se dé paso al reconocimiento del matrimonio igualitario en Panamá.
¿Cómo debe aplicarse el principio de igualdad en el reconocimiento del matrimonio igualitario?
El principio de igualdad tiende a ser esquivo y comúnmente no se trata lo que es diferente de la misma manera.
Los que rechazan el matrimonio igualitario dicen que somos diferentes. Y les preguntamos: ¿Cómo somos diferentes? Nos dicen: “bueno es que ustedes no pueden procrear”. Lo cual también aplicaría a aquellos que siendo heterosexuales no pueden tener hijos o a aquellas parejas que en su etapa ya madura deciden unir sus vidas y tampoco pueden procrear. ¿Esto quiere decir, entonces, que a ellos también se les va a negar el derecho de casarse?
Estas personas olvidan que cuando los países firman acuerdos internacionales que dicen que a todos los ciudadanos se les debe aplicar de forma igualitaria la ley esto incluye el derecho de todo individuo de formar una familia y que esa familia sea protegida. Esa es la ley.
¿Por qué es importante el principio de igualdad?
Porque previene que aquellos que tienen poder hagan reglas especiales que les beneficien directamente a ellos y sus seguidores o que afecten a sus oponentes, solo por ser quienes son y no porque se trate de cumplir con el rol del Gobierno.
Es importante ser tolerante con todas las partes y determinar cuál es el rol verdadero del Estado.
Existe una historia que no puede olvidarse con la esclavitud y las mujeres, por ejemplo. Con los homosexuales también hay una historia, somos golpeados, asesinados, discriminados, abusados, vejados y estas actuaciones en muchas ocasiones son excusadas. Es precisamente por esa historia que creemos que una ley que trate a la gente de forma diferente por ser homosexual no es legítima.
Muchos de los que se oponen al matrimonio igualitario se justifican en la protección de la familia. ¿Cual es su opinión?
Los que defienden este argumento dicen preocuparse por los hijos; sin embargo, existe evidencia científica que define lo que es bueno o malo para ellos. Hemos estudiado lo que hace a los niños ser exitosos. Por ejemplo, en el ámbito académico, estudios serios han demostrado que, entre otros aspectos, lo que importa para ellos es la estabilidad en el hogar y los recursos económicos.
En la lista de las cosas que benefician o perjudican a los menores no aparece la orientación sexual de los padres. Solo un estudio elaborado por un sociólogo de Texas, cuyos fondos provenían de un grupo ultraconservador que buscaba defender el concepto de familia considerado como tradicional, ha dicho lo contrario.
Es precisamente por esto que es importante tener un sistema judicial y legal que permita que ambas partes debatan sus argumentos en una corte.
Tal vez el reto más importante es lograr determinar el concepto de familia basado en hechos puntuales y no en mitos tradicionales.
La Constitución establece que todos somos iguales. Entonces, ¿por qué en algunos países se establece que la unión matrimonial debe ser específicamente entre un hombre y una mujer?
El matrimonio, al igual que la unión de hecho, en todos los países se centra en los principios de igualdad y libertad. Es decir que eres libre de vivir tu vida de manera libre siempre que no afecte a otros y sin interferencia de los Gobiernos. Es basado en esta premisa que la Corte Suprema de Estados Unidos determinó que exigir la unión entre un hombre y una mujer ofendía la dignidad de las parejas del mismo sexo, ya que cada quien debe tener la libertad de escoger cómo quiere formar su familia.
El principio de igualdad, originalmente se aplicaba solamente en temas relacionados con la esclavitud. Hoy en día surge la duda: ¿a quién se supone que debe proteger este principio? Aquellos que son discriminados por razón de su raza reciben toda la protección de este principio, y esto es por la historia de su discriminación. Entonces este mismo modelo de pensamiento aplica, en mi opinión, en los casos de parejas del mismo sexo. Si no se nos permite a las parejas del mismo sexo beneficiarnos de la legalidad del matrimonio es condenarnos a una historia de discriminación que hemos sufrido a través de los años. Es tratarnos como ciudadanos de segunda clase.
¿Matrimonio o unión civil?
Algunos dicen démosles los mismos derechos, pero llamémosle diferente. Pero en realidad esto nunca ha tenido resultado en los lugares en donde se ha implementado.
En primer lugar porque no tiene portabilidad. Es decir, en los demás países nadie sabe qué significa.
Genera dudas de si se trata de todos los derechos o solo de algunos. Otros, inclusive, llegan a la conclusión de que si el nombre es diferente también lo debe ser el fondo.
Las peores historias que hemos visto incluyen casos en los que las enfermeras solo permiten visitas a pacientes terminales de sus “familiares”, excluyendo a sus parejas. En muchas ocasiones solo querían despedirse o, inclusive, tenían información médica importante.
Las leyes que amparan las uniones civiles tal vez tengan fundamento legal en los sitios en donde se contraen, pero no significan nada en los otros países. Esto no es otra cosa que repetir el concepto de “separados pero iguales”, que existía en la época de la segregación racial.
¿Cuál es el motivo de su visita a Panamá?
Estoy en Panamá para presentar un informe ante la Corte Suprema de Justicia como amigo, un amicus curiae.
La Asociación de Abogados de la ciudad de Nueva York quiso presentar un documento, tal como se hizo en Colombia, de lo que sucedió en nuestro país cuando se litigó sobre el matrimonio igualitario.
La idea es exponer los argumentos que se utilizaron en ese momento, tanto de aquellos que estaban a favor como de quienes estaban en contra.
En la mayoría de los casos los argumentos en contra se basaron en mitos sobre el bienestar de los niños e inclusive se alegó que la homosexualidad es antinatural. En nuestra experiencia todos estos temas se evaluaron y los jueces solicitaron a las partes aportar evidencias científicas.
El resultado fue, por un lado, una cadena de expertos en psicología y otras disciplinas que aportaron evidencias científicas a favor del matrimonio igualitario, y en el otro, grupos religiosos que lo condenaban, sin mayor prueba científica. Por eso estamos aquí, para explicar cómo, ni con todo el poder y dinero en el mundo, los que se oponían a esta iniciativa pudieron aportar pruebas de valor que apoyaran su posición.
En Panamá las normas son contradictorias. El Código de la Familia define el matrimonio como la unión entre hombre y mujer, la Constitución define la unión de hecho en esos mismo términos, pero cuando se refiere a matrimonio lo define como la unión de los cónyuges sin especificar que debe ser un hombre y una mujer. ¿Cuál es su opinión?
Claro que es contradictoria y sin ser experto en las leyes panameñas pienso que no existe armonía, lo que es peor.
Hoy en día los jueces manejan casos de divorcios, custodia y pensión alimenticia, y cuando se trata de parejas heterosexuales saben bien qué hacer. Inclusive si se trata de parejas que no están casadas y tienen hijos en común. Pero, ¿qué pasa si se trata de parejas del mismo sexo? ¿Tienen estos casos que ser resueltos bajo las mismas leyes? La respuesta es sí, pero en la práctica esto no es así porque existe esta “regla” de que hay que tratarlos diferente.
Al final, esto lo que hace es imponer a la persona un estigma, una falta de respeto y costos adicionales, lo que es utilizado por aquellos que no nos aceptan como una forma de presión para que cambiemos.
No hay ninguna sanción legal en el mundo que nos haga ser lo que no somos. Es realmente cruel.
Es muy importante que los países que han firmado la Convención Interamericana de Derechos Humanos entiendan que están obligados a aplicar las normas que establece la convención, lo que se conoce como convencionalidad y la jurisprudencia de la Corte Interamericana de Derechos Humanos.
Es por esto que hemos organizado esta estrategia regional llamada La Alianza Pro Matrimonio de las Américas, que no es otra cosa que un grupo de abogados que compartimos nuestra experiencia y prestamos nuestros servicios pro bono y estamos preparados para llevar los casos a la Corte Interamericana de ser necesario.
Ya la Corte ha emitido fallos que dicen que la discriminación por causa de la orientación sexual es una violación de la convención. Por esta razón estoy seguro de que si le preguntamos a la Corte Interamericana sobre el matrimonio igualitario dirá que no se puede prohibir que las parejas del mismo sexo tengan acceso a la misma estructura matrimonial que tienen las parejas heterosexuales.
En ocasiones los jueces, legisladores y políticos en general tienen que enfrentar sus propios prejuicios para debatir este tema. A veces, incluso, sacrificar el voto popular . ¿Cómo se ha dado esto en otros países?
El 99% de la población ha sido adiestrada para creer que la homosexualidad es terrible. Cuando toco este tema por primera vez con personas, lo primero que averiguo es si son religiosos.
Yo soy religioso. De hecho mi esposo y yo estamos casados por la Iglesia episcopal. Estas personas viven en medio de contradicciones, entre las creencias que les han sido enseñadas y el concepto de amar a sus hermanos mientras odian a los gais.
Los funcionarios que tienen en sus manos estas decisiones se enfrentan al dilema de lo que sus creencias les imponen y el deber de aprobar lo que es mejor para el país.
¿Cuál ha sido el efecto de la legalización del matrimonio igualitario en Estados Unidos?
Para comenzar, las tasas de divorcios no han aumentado en ninguno de los estados en donde se ha legalizado el matrimonio igualitario; de hecho, las cifras han disminuido.
Muchos países ya reconocen el matrimonio igualitario, por lo que existe la oportunidad de revisar y hacer estudios para determinar si todas aquellas cosas que se dicen de los homosexuales que contraen matrimonio son ciertas.
¿Qué usted cree que hace que las personas se opongan al matrimonio igualitario?
Hay evidencia de que gran parte del rechazo que existe hacia este tema tiene que ver con una homofobia internalizada.
En otros casos se les ha enseñado que eso es lo que Dios quiere y en su corazón quieren hacer lo que Dios manda, pero nunca se preguntan quién dice que eso es lo que Dios quiere.
El reconocimiento del matrimonio igualitario es algo que solo afecta a las parejas que quieren contraerlo. No afecta a las parejas heterosexuales, en la misma línea de pensamiento, no tiene implicaciones religiosas. Si la creencia religiosa no lo acepta, pues nadie los obligará a celebrarlo bajo el paraguas de esa determinada religión.
Aquí estamos hablando es de los derechos civiles.
Los jefes de la Iglesia católica que estuvieron en Roma se refirieron a “la ideología de género”, pero realmente nadie sabe eso qué significa.
Pero lo que sí saben es que no quieren que se les imponga una ideología que no aceptan. Así mismo lo que queremos es que se respete nuestra ideología; es un tema personalísimo. Es muy difícil entender por qué la gente se opone; más bien es un tema de autoritarismo.
Legislativo versus Judicial. ¿Le corresponde a las mayorías decidir sobre las minorías?
En un sistema democrático eficaz, el poder legislativo puede hacer de todo, excepto quitarle a las personas sus derechos fundamentales.
El orden constitucional siempre dará por hecho que hay que proteger a las minorías de lo que Thomas Jefferson llamó la tiranía de las mayorías.
Cuando se trata de votar sobre los derechos de las minorías, ¿qué sigue?…¿Votaremos también por los de los grupos indígenas o los de las mujeres? ¿Dónde vamos a parar si comenzamos a votar sobre los derechos fundamentales?
Se puede ganar en las cortes, pero es importante tener este diálogo. Hay que ganar también en las mentes y los corazones de las personas; el matrimonio igualitario es uno de los mayores cambios sociales logrados a base de diálogo.
¿Qué tiene que cambiar en la mentalidad de las personas?
En una sociedad civilizada tenemos que respetarnos los unos a los otros, o de lo contrario viviremos en caos.