Los alcaldes de Rotterdam, en los Países Bajos, y de Amberes, Bélgica, principales ciudades portuarias de Europa, visitaron Panamá con el propósito de cooperar con las autoridades en su lucha contra el narcotráfico y el crimen organizado a través de los puertos.
Ahmed Aboutaleb y Bart De Wever dijeron que en los últimos 10 años pasaron de incautar 5 mil kilos de drogas al año, a 90 mil kilos anuales. Erradicar eso pasa por los retos logísticos y de sistema judicial.
Alcaldes europeos, en la lucha contra el crimen organizado
Bart De Wever y Ahmed Aboutaleb son los alcaldes de Amberes, en Bélgica, y Rotterdam, en Países Bajos, respectivamente. Gobiernan las ciudades con los dos puertos más grandes de Europa y, en consecuencia, son testigos del incremento de la actividad ilícita e incautaciones de drogas en los últimos años.
En una reciente visita a Panamá, luego de pasar por Colombia, los alcaldes concedieron esta entrevista, en la que explicaron su intención de colaborar con autoridades panameñas en el tema. Además, hablaron sobre los retos que enfrentan sus ciudades y las lecciones aprendidas.
¿Cuál es la razón de su visita a Panamá?
Bart De Wever: Nuestros países comparten muchas oportunidades y estamos conectados por el comercio. Sin embargo, el parásito que crece es el narcotráfico. Los volúmenes que incautamos en nuestros puertos se han incrementado a niveles récord.
Tenemos los mismos problemas. Cuando me convertí en alcalde hace 10 años, incautábamos 5 mil kilos al año. Ahora, 90 mil.
El dinero ilícito envenena todo: las comunidades, la juventud, crea violencia. Hay que cooperar. Lo hemos hecho por siglos para el gobierno y debemos hacerlo aún más de cerca para combatir el crimen. Panamá es un punto clave para el envío de contenedores, pero también hay mucho dinero atado al financiamiento de estas actividades. Consideramos que Panamá es un país de interés para el dinero criminal. Vinimos aquí con un equipo de personas de nuestros departamentos de justicia y de aduanas. Nos parece lo lógico para ver si podemos crear un vínculo entre personas interesadas en solucionar el problema.
Ahmed Aboutaleb: Representamos puertos claves en Europa que están fuertemente atados a nuestras ciudades. Amberes es dueña de su puerto y nosotros somos dueños del 70% del puerto. Tenemos cierto nivel de responsabilidad con lo que sucede en nuestros puertos. Queremos usar lo que está a nuestra disposición y la posibilidad de colaboración, para mitigar el problema.
¿Consideran que Panamá tiene el interés y la voluntad para colaborar con sus esfuerzos?
BDW: Tenemos que tener humildad, porque donde hay drogas, hay un consumidor y es evidente que el consumidor está principalmente en norteamérica y Europa. No podemos venir aquí a decirle a la gente que resuelva un problema que es nuestro, eso es arrogancia. Sin embargo, podemos buscar cooperar, porque ambos sufrimos.
Considero que las personas en Panamá están motivadas y tienen voluntad. La hay, pero Panamá es un país complejo con realidades sociales y políticas que son distintas a las nuestras. Vemos en nuestros países que las personas son corrompidas por el poder masivo del dinero. Sería irreal pensar que aquí no pasa lo mismo, está en todos lados.
Es importante para nosotros conocer a las personas, hablarles frente a frente, e invitarlas a trabajar juntos. El compañerismo en estas situaciones es necesario.
AA: No podemos erradicar el crimen a cero, eso lo sabemos. Pero sí queremos que se reduzca la tendencia que hemos observado. Hablamos de cantidades exorbitantes de dinero que hay en este negocio. A estos grupos de crimen organizado no les interesa el costo de sus actividades.
Estoy feliz de ver lo que hemos visto en Colombia y en Panamá, en cuanto a la voluntad para participar. Hay una aceptación de que esto es un problema y veo eso en Panamá. Sostuvimos una reunión con el viceministro (de Seguridad, Ivor Pittí) y están dispuestos a afrontar el problema.
¿Cuáles son algunas de las medidas que han podido identificar para combatir el aspecto de financiamiento de estas actividades?
BDW: Evidentemente, es un tema judicial y las personas del departamento de justicia que han viajado con nosotros consideran que es un aspecto en el que se puede ganar bastante terreno en cuanto a la colaboración. En el sentido de la logística, se nos ocurre hacer una red de puertos seguros que tengan en firme buenas prácticas.
En cuanto al financiamiento, sabemos que estas redes criminales y su dinero se infiltran en las comunidades. En mi ciudad, cuando localizamos algún comercio o tienda que sabemos funciona con dinero ilícito, buscamos obstaculizar sus procesos para hacerles la vida más difícil. Es una guerra financiera y económica. En Panamá se puede hacer mucho, porque es un hecho que mucho de ese dinero está aquí.
AA: Las leyes y regulaciones no aplican para estas personas. Los sistemas democráticos son vulnerables ante estos fenómenos, porque estas redes criminales no funcionan dentro del marco regulatorio de nuestros países. Yo, como alcalde, no tengo jurisdicción para ciertas cosas. Debemos repensar las maneras en las que tratamos con el crimen organizado, porque ellos envenenan las sociedades. Hay que cooperar a nivel internacional para crear sistemas judiciales y financieros robustos.
¿En cuanto a normativa, qué hace falta para poner trabas a estos sistemas?
BDW: La normativa tiene que expandirse, pero con lo que existe se puede hacer más si se sigue el dinero. Todos sabemos dónde está el dinero sospechoso; lo veo en mi país y lo veo aquí. Bienes raíces, la cantidad de bancos. No acuso a Panamá, porque lo mismo sucede en mi ciudad. Arrestar a alguien que mete dinero o droga en un contenedor, o incautan, eso es lo relativamente fácil. Seguir el dinero a donde sale en el mundo real, es el reto.
AA: Muchos países tienen miedo de “obstruir el mercado”. Hace unos años sugerí que a nivel de nuestra ciudad se pusieran límites y cuestionamientos al buscar comprar propiedades millonarias. Cuestionaban si un alcalde tiene esa jurisdicción. A quienes interesa la desregulación no están de acuerdo, porque nos gustaría hacer visibles estos movimientos de dinero. Afecta a los ciudadanos, porque se incrementan los precios de las casas y los ciudadanos de a pie no pueden acceder a viviendas.
¿Cómo se relacionan las ciudades y los ciudadanos con los puertos?
BDW: Por supuesto que la creación de empleo es una gran conexión que se genera con el puerto. Al ser dueños del mismo, contamos con un vicealcalde para asuntos portuarios, pues es una prioridad en lo que hace nuestra ciudad y el papel que jugamos. Puedo imaginar que lo que pasa aquí es que al ser de un ente privado, los problemas se manejan como los de otras empresas. Para nosotros, es nuestra responsabilidad como ciudad. Hay mucha conexión, a pesar de que las actividades se han industrializado tanto, que ya no vemos contenedores desde la ciudad ni barcos, todo sucede más alejado.
AA: Olemos el puerto, comemos el puerto, todo en nuestras ciudades es sobre el puerto. La diferencia entre nuestros puertos y los suyos es que Panamá tiene concesiones. Recuerdo en mi última visita (2015), se habló de si era el mejor modelo para administrar el puerto. Nosotros tenemos muchísima actividad que rodea los puertos, otras industrias que funcionan a la par. Unas 150 mil personas trabajan directamente en el puerto y se generan otros 200 mil empleos indirectos.
El puerto le aporta $75 millones al año directamente a la ciudad. Esto, además de lo que genera, que se utiliza para su funcionamiento. Lo que le da a la ciudad es mucho, por esto, las personas sienten que el puerto contribuye a su bienestar, porque se utilizan esos fondos directamente.
Al ser ciudades portuarias, el cambio climático afecta directamente a sus ciudades. ¿Cuáles son algunas de las medidas que toman a nivel local para afrontarlo?
BDW: Se puede aprender mucho de nuestros países sobre cómo tratar el tema de la seguridad hídrica. Hemos hecho grandes trabajos para adaptarnos, se trata de constante estudio e inversión a nivel local y nacional.
AA: El puerto de Rotterdam es nuestra defensa, pues está construido en el río. Para sobrevivir, por años hemos construido diques a lo largo de la ciudad, de los mejores construidos por humanos a nivel mundial. Es una inversión importante y los ciudadanos pagamos un impuesto designado para construir estas estructuras. Es una prioridad.
El cambio climático es una gran amenaza para el país y la ciudad. Hay puntos de la ciudad que están hasta seis metros bajo el nivel del mar, no podemos mirar para otro lado. Sobre el tema de contaminación, tenemos planes de soluciones innovadoras con las emisiones. Entre ellas, podemos utilizar lo que emiten nuestras industrias para crear calefacción urbana. También las sequías son un problema, nuestros ríos se secan y debemos transportar petróleo y bienes de otras formas, esto afecta nuestra economía y el comercio en Europa.
En Panamá se han hecho esfuerzos para descentralizar la administración pública y la gobernabilidad. ¿Cuál es su experiencia con el tema? ¿Cómo se puede hacer esto de manera efectiva?
BWD: Los grandes debates ideológicos sobre cómo manejar todo a nivel macro son muy buenos para la política nacional, pero a nivel local uno está enfocado en soluciones que funcionen. Nosotros dos somos de partidos distintos, ideológicamente distintos, pero solemos coincidir porque los ciudadanos nos piden soluciones. Reforzar el poder local es necesario para las ciudades y las regiones al rededor de estas ciudades. Si ese es el plan en Panamá, los exhorto a que sigan.
AA: Se necesita de un gobierno nacional que se enfoque en la ejecución de planes concretos. Un buen gobierno nacional es el que escucha a las autoridades locales, que no pierda el contacto con lo que tienen que decir. No debe estar más alto que los gobiernos locales, sino trabajar a la par. Mi conclusión luego de estar tantos años en política es que el poder político solo funciona si se comparte.

