Los censos son tan antiguos como la memoria de los pueblos. Imperios antiquísimos, como el chino, el babilónico, el egipcio y el romano, hacían censos.
En estos días de festividades navideñas, se celebra el nacimiento de un niño en un pesebre, porque sus padres habían tenido que desplazarse para efectos del empadronamiento del censo hace más de 2 mil años.
Los censos panameños tienen una historia centenaria, ya que durante la colonia española se hicieron varios desde 1611 hasta 1808. El primer censo republicano fue en 1911 y logró empadronar a 336 mil 742 habitantes. Terminarlo, demoró más de tres meses.
A partir de 1920, los censos empezaron a realizarse cada 10 años. El de 1930 tuvo la peculiaridad de ser el primero que intentó empadronar de forma completa a la población indígena. Como logro excepcional, el de 1940 se hizo en un solo día.
El único censo que se pospuso parcialmente fue el de 1960, ya que en la fecha prevista, Darién y Bayano enfrentaron una tremenda inundación que hizo sumamente difícil y riesgosa la labor. Esas áreas fueron censadas en 1961.
El numeral 10 del artículo 280 de la Constitución establece como atribución de la Contraloría General de la República “dirigir y formar la estadística nacional”. El Censo de Población y Vivienda es una pieza esencial de esas estadísticas.
A su vez, la Ley 10 de 2009 contempla en el numeral 3 del artículo 10, como una función del Instituto Nacional de Estadística y Censo (INEC), la realización del Censo de Población y Vivienda, como lo describe la norma: “3. Levantar periódicamente los censos nacionales de población, vivienda, agropecuario, económicos y cualquier otro que demanden las necesidades del país, con las modalidades que prescribe esta Ley.
Se entenderá que el levantamiento de un censo nacional incluye las fases de planeamiento, organización, empadronamiento, procesamiento de datos, elaboración de tabulados, análisis, publicación y difusión de resultados”.
Los resultados de los censos son clave para la planificación de los servicios públicos y la formulación de políticas de Estado. Adicionalmente, la empresa privada utiliza el censo como una referencia para organizar sus inversiones, asignar prioridades dentro de sus iniciativas y, por supuesto, identificar oportunidades de negocios en la geografía del país.
El censo es fundamental para el Ministerio de Salud, para el Ministerio de Educación y para el Ministerio de Obras públicas, por solo mencionar los ejemplos más directos. Todos los entes del Estado, desde la Policía Nacional hasta el Sinaproc, utilizan como insumo la información del censo.
A partir de 1960, se garantiza el anonimato y la confidencialidad de las entrevistas para que las personas empadronadas colaboren con información verás y completa al momento de ser entrevistadas.
En la mayoría de los países desarrollados, el censo se hace por correo o internet. La entidad responsable del empadronamiento complementa ese esfuerzo con algunas verificaciones de campo y con el cruce de información contenida en las distintas bases de datos gubernamentales y municipales.
En Panamá, el sistema de correos es muy ineficiente y las bases de datos controladas por las agencias del Estado tienen mucho desfase y no se comunican adecuadamente entre sí.
Esto aumenta la importancia y la necesidad del censo físico, en el que miles de voluntarios empadronan a los habitantes del país.

