La llegada de la enfermedad Covid-19 dejó en evidencia de que Panamá debe invertir en la modernización del sistema de vigilancia de patógenos con potencial pandémico a través de la investigación científica básica y aplicada, de manera que se pueda anticipar la entrada de agentes infecciosos al país.
Y es que estudios del Instituto de Investigaciones Científicas y Servicios de Alta Tecnología (Indicasat-AIP) y del Instituto Conmemorativo Gorgas de Estudios de la Salud dan cuenta de que el virus SARS-CoV-2 circuló en el país entre dos y tres semanas antes de confirmarse el primer caso .
En Panamá, el Ministerio de Salud (Minsa) tiene determinados y categorizados –mediante Decreto Ejecutivo 1617 de octubre de 2014– los eventos de salud pública de notificación e investigación, así como la vigilancia epidemiológica y laboratorial. De hecho, la entidad tiene dentro de su presupuesto de funcionamiento una partida para vigilancia epidemiológica, pero no se especifica su monto.
En la Gaceta Oficial se indica que en el presupuesto de este año el Minsa asignó a funcionamiento la suma de mil 737 millones 614 mil 447 dólares, de los cuales dispuso 419 millones 253 mil 807 dólares para salud pública.
En entrevista con La Prensa, el científico José Loaiza habló sobre la importancia de la vigilancia epidemiológica y de que el país se prepare para futuras pandemias. También se refirió al caso cero de Covid-19 y a la investigación realizada en torno al primer paciente recuperado. Loaiza es miembro del Indicasat-AIP y parte del estudio Crónica Epidemiológica del primer paciente con enfermedad de coronavirus recuperado de Panamá: evidencia de transmisión temprana en racimos en una escuela secundaria de la ciudad de Panamá, publicado en la revista Frontiers in Public Health.
Perfil profesional del entrevistado
En 2013 se convirtió en científico de Indicasat- AIP y profesor de maestría en Entomología de la Universidad de Panamá.
Es mentor del programa de capacitación de investigación internacional de salud de minorías con la Universidad de Texas, en Estados Unidos.
Es investigador asociado al Instituto Smithsonian de Investigaciones Tropicales.
¿Cuáles son las debilidades del sistema de vigilancia epidemiológica?
Panamá es un país de tránsito mundial y millones de personas nos visitan anualmente. Este escenario de elevado movimiento internacional favorece la introducción de agentes patógenos con potencial epidémico y pandémico. Por ello, la vigilancia epidemiológica y el diagnóstico de patógenos infecciosos deben realizarse en el marco de líneas específicas de investigación científica. Es un trabajo que debe involucrar la experiencia del recurso humano de institutos de investigación, universidades y entidades de gobierno, de manera que sus impactos se potencien y produzcan cambios significativos. Solo así podremos comprender el impacto que tiene el tránsito aéreo, marítimo y terrestre en la emergencia de enfermedades. A futuro, será necesario reforzar la investigación científica interdisciplinaria e intersectorial sobre patógenos con potencial pandémico a nivel nacional.
¿Cómo mejorar estas debilidades del sistema?
Es necesario invertir en la modernización de la infraestructura de diagnóstico y aumentar el personal encargado de la vigilancia epidemiológica. También es necesario darle un carácter más científico a esta labor; es decir, recabando los datos, analizándolos y publicándolos en revistas científicas para su revisión de pares. Esto permitirá la mejora y actualización continua de los procedimientos y protocolos de vigilancia y diagnóstico nacional. Más pandemias sucederán en el futuro y debemos estar preparados para ese momento.
¿Qué herramientas se pueden usar para anticipar la entrada de agentes infecciosos al país?
El modelo predictivo de eventos epidemiológicos es una herramienta que puede integrarse con el uso de los sistemas de información geográfica, los sensores remotos y las técnicas de análisis y mapeo espacial de datos para estimar la probabilidad de entrada de patógenos infecciosos a Panamá. La parametrización y validación de estas estimaciones se logra combinando el uso de técnicas de vigilancia epidemiológica activa y metodologías avanzadas de diagnóstico, como la secuenciación de nueva generación (del material de ADN y ARN) y la metagenómica (genomas), entre otras.
¿Por qué era importante conocer el caso cero de la Covid-19?
Determinar quién fue el paciente cero es muy importante al principio de un evento pandémico, ya que permite establecer el área geográfica de entrada del virus y la situación en la que ocurrió la transmisión autóctona por primera vez en el país. Esto es vital para la contención del nuevo agente patógeno, a través de cercos sanitarios y cuarentenas regionales. En Panamá, por ejemplo, el primer caso identificado por el sistema de salud –una persona que viajó desde España hacia Panamá el 8 de marzo de 2020– no coincidió con el brote del Colegio Monseñor Francisco Beckmann y esto pudo haber dificultado la trazabilidad de la infección y favorecido su expansión inicialmente.
¿Ya no es relevante conocer el caso cero?
Saber quién fue la primera persona infectada con SARS-CoV-2 en Panamá aportaría muy poco en este momento para frenar la expansión del virus. Esto, debido a que desde hace más de cinco meses la transmisión es comunitaria; es decir, que aunque la incidencia del virus ha sido mayor en la capital, la probabilidad de contagio existe en todo el país. Es decir, el virus está en todas las provincias y no podemos aislarlo o arrinconarlo.
¿Qué lección deja esta pandemia en el tema de salud pública?
Es mejor anticipar y prevenir la emergencia de patógenos infecciosos, que reaccionar ante eventos pandémicos. La educación de la sociedad panameña por medio de los hallazgos científicos obtenidos en nuestro contexto latinoamericano constituye una herramienta poderosa para enfrentar problemas complejos, como los patógenos emergentes. Panamá necesita elevar la inversión en ciencia y tecnología de forma significativa, de manera que pueda beneficiarse de los avances en biomedicina del siglo XXI. Sin esta inversión, seguiremos dependiendo de los países de primer mundo para poder enfrentar y sobrevivir a la inminente crisis sanitaria mundial.
