A las cinco iglesias del Casco Viejo les hacen falta varios millones de dólares para recobrar su esplendor.
Filtraciones, humedad, fallas estructurales, falta de mantenimiento y hasta la desaparición de altares y ornamentos son algunos de los problemas encontrados por un grupo de empresarios que, bajo el nombre de Comité de Amigos de Iglesias del Casco Antiguo, intenta recaudar fondos para la restauración de los templos.
Solo en la iglesia de San Francisco se necesitan unos 2 millones de dólares. Cerrada desde hace varios años, el presidente del comité, Ricardo Gago, contó que cuando se abrieron sus puertas hace unas semanas, “hubo que quitarse los zapatos y doblarse los pantalones, porque lo que había aquí era una piscina”.
El agua, detalló Gago, llegaba hasta el altar, resultado de las filtraciones desde la azotea.
El famoso altar de oro de la iglesia de San José, por su parte, corre el riesgo de desplomarse porque la pared que lo sostiene está debilitada por la humedad.
Acá también es necesario levantar el cielorraso de plástico incorporado en alguna de las intervenciones que se le hicieron a la iglesia, reemplazar el techo de cinc y reinstalar un sistema de aire acondicionado que no comprometa el altar dieciochesco.
En La Merced, la restauración del techo y de la fachada –a la que se le están cayendo las piedras traídas de la antigua ciudad de Panamá– cuesta 500 mil dólares.
Pero es la Catedral Metropolitana, emblema del Casco Viejo, la que está en peores condiciones. Cerrada desde que en medio de una misa un pedazo del techo se cayó sobre un feligrés, actualmente es un sitio húmedo y polvoriento que parece más un edificio abandonado que parte de un patrimonio mundial. Entre sus riquezas está el hecho de que allí reposan los restos de todos los obispos de Panamá, y de personajes como Tomás Herrera.
En 2010, el Instituto Nacional de Cultura (Inac) contrató al arquitecto Rafael Tono para los estudios preliminares de restauración de la Catedral, que le costaron al Estado 800 mil dólares. Tono estableció en el documento que los trabajos costarían 15 millones de dólares y la directora del Inac, María Eugenia Herrera, declaró en 2012 que la intervención se haría con fondos públicos.
Pero la iglesia sigue cerrada, mientras las palomas toman confianza en la nave.
“Aquí se quitó el piso original y se puso uno de cemento en los años 20. Luego se tiñó. También se han quitado lápidas, se repellaron paredes y columnas” y hasta desapareció una lámpara, dijo Gago.
El espacio del coro y una columna frente a la puerta principal fueron removidos y la intención es volverlos a construir.
Sobre el costo, el presidente del comité dice que están cotizando, para confirmar si realmente se necesitan 15 millones de dólares.
La que en mejor estado se encuentra es el oratorio San Felipe Neri. Reconstruido hace 13 años por 800 mil dólares, a partir de septiembre próximo se reabrirá al público y empezará a celebrarse la eucaristía todos los domingos, a las 12:30 p.m.
Actualmente solo se celebra misa en la iglesia San José (domingo a mediodía) y en La Merced (de lunes a viernes a las 6:00 p.m. y 7:00 p.m., y los domingos desde las 7:00 a.m. hasta las 11:00 a.m., y a las 6:00 p.m.).