La comunidad científica está en una frenética carrera por lograr una vacuna para la enfermedad Covid-19, la cual emergió en la cuidad de Wuhan en China, en diciembre pasado.
Entre pipetas, y tubos de ensayos, los científicos buscan diseñar el elemento que detenga la cifra de contagios de la enfermedad, que supera los 700 mil y más de 36 mil muertes en el mundo.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) da cuenta de que hay más de 20 vacunas que se desarrollan para enfrentar la pandemia, sin embargo, un resultado efectivo se podrá lograr entre 12 a 18 meses.
Así lo informó el director general de la OMS, Tedros Adhanom Ghebreyesus, quien recientemente dijo que “debemos prepararnos para usar las armas que tenemos al alcance en la lucha contra este virus”.
El proceso de investigación tarda ya que los científicos y casas farmacéuticas tienen que cumplir una serie de fases para obtener una vacuna eficaz y segura, advirtió la OMS.
Por el momento, los Institutos Nacionales de Salud (NIH, por sus siglas en inglés) iniciaron el pasado 16 de marzo un ensayo clínico para probar una posible vacuna contra el nuevo virus.
El ensayo clínico incluye la participación de 45 adultos de 18 a 55 años, quienes formarán parte de las diferentes fases de estudio. Está en la fase 1.
Las autoridades de los NIH mediante un comunicado informaron que estiman que si todo sale según lo planteado pasará entre un año o año y medio antes de que la vacuna esté disponible .
Mientras, en China un equipo de investigación de la Academia Militar de Investigación Médica, dependiente de la Academia Militar de Ciencias, asegura que desarrolló “con éxito” una vacuna contra el virus SARS-CoV-2, y que ya había autorizado las pruebas en humanos.
Por su parte, la farmacéutica Johnson & Johnson anunció ayer que comenzará en septiembre próximo a probar en humanos su vacuna experimental contra el Covid-19 y que podría estar lista para un uso de emergencia a principios de 2021.
Son varios los científicos en la carrera, pero la meta esta aún lejos, incluso las farmacéuticas forman parte del Acelerador Terapéutico Covid-19 creado para lograr respuesta, desarrollo y acceso a terapias para la enfermedad.
Rosa Buitrago, decana de la Facultad de Farmacia de la Universidad de Panamá (UP), detalló que el proceso de una vacuna es lento, porque así es la formación de los anticuerpos, y se debe cumplir con el rigor de los estudios clínicos.
Añadió que la Administración de Alimentos y Medicamentos y la Agencia Europea de Medicamentos han aprobado guías estrictas para la evaluación y aprobación de estos estudios. Estas guías son actualizadas con cierta frecuencia.
Buitrago especificó que antes de que un equipo científico pueda obtener la autorización para realizar los estudios clínicos fase 1, 2 y 3 deben haber realizar pruebas de cultivos de tejidos o de células y en especies animales: roedores y monos (ver gráfica adjunta).
Además, deben presentar el método de fabricación de la vacuna, datos sobre seguridad y sobre la capacidad de la vacuna candidata de generar una respuesta inmune en animales y el método que proponen para realizar los ensayos clínico, explicó la decana de la Facultad de Farmacia de la UP.
Por su parte, Néstor Sosa, infectólogo y exdirector del Instituto Conmemorativo Gorgas de Estudios de la Salud, subrayó que no importa cuan desesperadas estén las personas por una vacuna, se tienen que hacer los estudios para conocer su eficacia y seguridad.
Reconoció que actualmente los gobiernos, las universidades y fámacéuticas están trabajando a un ritmo frenético para probar diversas vacunas y ver que tan pronto se pueden producir y distribuir para frenar la pandemia.
