La apuesta científica de Panamá en medio de la pandemia es crear un Centro Regional de Innovación en Vacunas y Biofármacos, cuyo costo estimado es de $100 millones.
La Secretaria Nacional de Ciencia, Tecnología e Innovación (Senacyt) está a cargo de llevar adelante este proyecto, que para arrancar solo cuenta con $2.5 millones aprobados en junio pasado, como parte de un crédito extraordinario solicitado a la Asamblea Nacional.
De acuerdo con la Gaceta Oficial, el presupuesto de la Senacyt para este año es de $43.6 millones (inversión y funcionamiento), $56 millones menos del presupuesto asignado a la Asamblea Nacional, que asciende a $99.6 millones.
Luces y sombras para crear centro de vacunas en Panamá
La pandemia de la enfermedad Covid-19 mostró la necesidad que tiene Panamá de desarrollar vacunas y biofármacos para no depender solamente de las grandes empresas productoras, como ocurre en este momento.
La meta planteada es establecer un Centro Regional de Innovación en Vacunas y Biofármacos con personal, infraestructura y equipamiento completo para el año 2024, y el desafío es obtener los fondos del proyecto, estimados en $100 millones.
La responsabilidad de este ambicioso centro de investigación recae sobre la Secretaría Nacional de Ciencia y Tecnología (Senacyt), institución que deberá buscar aliados estratégicos para lograr este objetivo trazado, ya que su presupuesto anual para inversión pocas veces supera $50 millones.

Los primeros fondos para este proyecto fueron otorgados mediante un crédito extraordinario que solicitó el secretario nacional de Ciencia, Tecnología e Innovación, Eduardo Ortega Barría, a la Asamblea Nacional a mediados de junio pasado.
El crédito extraordinario asciende a $3.7 millones, de los cuales $2.5 millones serán destinados para poner en marcha el Centro regional de Innovación en Vacunas y Biofármacos, y el resto para otros proyectos científicos previstos, como crear un Instituto de Investigaciones Científicas Avanzadas en Tecnologías de Información y Comunicación, así como el Centro de Investigación, Capacitación y Producción en Ambiente Controlado.
La Senacyt cuenta para este año con un presupuesto de $43.6 millones, de los cuales $37.5 millones son para inversión y $ 6.1 millones para funcionamiento. La institución solicitó $72 millones para 2021 y recibió $28.4 millones menos.
Incluso, recibió $12.6 millones menos que lo asignado en 2020, que fue $56.2 millones, debido a la situación económica del país generada por la pandemia.
El presupuesto para los generadores de ciencia, desarrollo y tecnología del país es bajo respecto al de otras entidades, como la Asamblea Nacional, que tiene $107 millones, $8 millones más de los $99.6 millones que le fueron aprobados en 2020. Solo en funcionamiento, el gasto proyectado para 2021 es de $97.5 millones.
Recientemente, la Asamblea Nacional aprobó prorrogar el contrato de arrendamiento de vehículos de lujo que utiliza la junta directiva de la institución. Se trata de un contrato de $297 mil 499 para el alquiler de 12 camionetas durante un año.
Mientras, el Ministerio de Presidencia asignó un contrato para servicios especializados de investigación de mercados y planeación estratégica de comunicación, a un costo de $195 mil.
La compañía contratada es la misma que en 2019 y 2020 recibió dos contratos de la Presidencia, que suman $2.6 millones, para trabajos similares. El primero, por $908 mil, fue asignado en agosto de 2019 para proveer “servicios estratégicos de branding, mercadeo y comunicación”; y el segundo fue el que le dieron en abril de 2020, por $1.7 millones, para faenas similares.
En cambio, Panamá solo invierte un aproximado de 0.20% del producto interno bruto (PIB) en investigación y desarrollo, y la meta establecida en el Plan Estratégico de Gobierno es llegar a 1% en este quinquenio.
Ortega Barría explicó que la aspiración del sistema de ciencia, tecnología e innovación es el incremento de los fondos para la investigación, innovación y desarrollo, por lo tanto, la tendencia de Panamá es hacia el aumento de la inversión pública, ya que es uno de los países en la región de América Latina con la menor inversión en este crítico segmento del desarrollo de nuestra competitividad como país.
“La aspirada meta del 1% es progresiva y esperamos que para 2024 podamos encaminar el incremento de la inversión en esa dirección”, sostuvo.
Misión
El proyecto del Centro de Innovación en Vacunas y Biofármacos tendrá como misión investigar, desarrollar, y fabricar vacunas y anticuerpos monoclonales requeridos para la preparación y respuesta de emergencias sanitarias.
Ortega Barría detalló que el plan trazado es contar con el personal, infraestructura y equipamiento para 2023; construir una planta piloto con la capacidad de producir vacunas, anticuerpos monoclonales y otros biofámarcos para estudios clínicos para 2024, así como la construcción de una planta de manufactura de vacunas y biofármacos de bajo volumen (30 millones de dosis) para la región, con base en los estudios de viabilidad.
Un esfuerzo similar ha sido desarrollado por países como Brasil, Argentina y México de una manera más sistemática y exitosa, y donde ya existen productores nacionales públicos y privados de vacunas y biofármacos.
En Panamá, el centro de investigación se dedicará al estudio de enfermedades prevenibles por vacunas y que son parte del programa de vacunación de rutina, como hepatitis B y virus del papiloma humano.
Además, contará con la capacidad para la investigación de organismos emergentes y reemergentes que han causado brotes epidémicos a nivel mundial y local, como dengue, virus zika y chikunguña, y otros organismos con potencial pandémico, como coronavirus e influenza.
Colaboración
Ivonne Torres Atencio, directora de Farmacología de la Facultad de Medicina de la Universidad de Panamá, subrayó que un proyecto de esta magnitud requerirá la inversión de múltiples actores, y además tendrán que realizarse alianzas con la academia de la región, recurso humano adecuado y, sin lugar a dudas, la visión de que el impacto no podrá medirse con inmediatez.
“Hay que tener como prioridad los beneficios para la salud de los países de la región que tienen muchas inequidades, y la vacunación está siendo una de ellas. Esto se debe tratar como un proyecto de región”, añadió.
En ese sentido, Panamá ya ha establecido colaboraciones con Baylor College of Medicine - National School of Tropical Medicine en Houston (Estados Unidos), que tiene un programa de vacunas para coronavirus; y con Biological E. Limited en India, que tiene una vacuna en fase 3 de desarrollo.
Este Centro Regional de Investigación en Vacunas y Biofármacos es promovido por la Senacyt en alianza con la Fundación Ciudad del Saber, el Instituto Conmemorativo Gorgas de Estudios de la Salud y socios académicos, como Texas Children’s Hospital y el Corea International Vaccines Institute.
El proyecto contempla también generar alianzas con la Organización Panamericana de la Salud.
Asimismo , la ministra de Relaciones Exteriores, Erika Moynes, visitó en España la sede del Grupo INSUD, que participa en la producción de la vacuna de AstraZeneca/Universidad de Oxford para América Latina y Europa.
La reunión estuvo orientada en su búsqueda de aliados para desarrollar nuevos sectores de producción: un punto neurálgico de redistribución por su infraestructura logística y su conectividad privilegiada.
“Hemos invitado al grupo a acercarse a Panamá, porque creemos que nuestro plan de promoción de industrias biotecnológicas, asociadas directamente al plan de trabajo de la Senacyt, es un atractivo para su perfil de negocio”, apuntó la ministra Moynes.
El grupo INSUD, de capital mayoritariamente argentino, cuenta también con medicamento de marca propia y también fabrica biosimilares, que son fármacos de origen biotecnológico.


