Nueve personas, incluídos seis niños, fueron asesinadas el lunes en el límite entre los estados de Sonora y Chihuahua. Las víctimas pertenecían a la familia LeBarón, integrantes de una de las mas robustas comunidades mormonas en México y quienes han sufrido ataques similares y secuestros en años anteriores.
Alfonso Durazo, secretario de Seguridad Pública, dijo que grupos delictivos en disputa por territorio en la región pudieran estar detrás del ataque al convoy en el que viajaba la familia. Elementos de la Guardia Nacional y del Ejército se desplazaron a la zona la noche del lunes, casi cinco horas después de recibir un llamado de ayuda.
Los sobrevivientes fueron trasladados a Estados Unidos.
Durazo dijo que Julián LeBarón, familiar de las víctimas, descartó que el ataque fuera dirigido específicamente contra la familia. Algunos miembros tienen la nacionalidad mexicana y estadounidense.
Estrategia de Seguridad
El presidente Andrés López Obrador no cambiará su estrategia de seguridad pese al incremento de incidentes delictivos en los últimos meses, incluida la muerte de 28 policías y militares en Michoacán y Guerrero, y la toma de Culiacán por el cartel de Sinaloa cuando el gobierno capturó y después liberó a un hijo del narco Joaquín “El Chapo” Guzmán.
“No pensamos que acribillando, masacrando con el uso de la fuerza, a sangre y fuego se resuelva el problema... La guerra es irracional, nosotros estamos por la paz”, dijo López Obrador.
El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, anunció su apoyo al gobierno de México y llamó a una guerra contra el narcotráfico. México acepta la cooperación y el apoyo de Estados Unidos pero no “debe haber intervención extranjera” para tratar el tema del narcotráfico, dijo López Obrador.
“[Cooperación en] tema migratorio, drogas, contrabando de armas, nos lleva a tener relación permanente con Estados Unidos. Sí hay cooperación pero cuidando la soberanía con los dos países”, dijo.
