Rommel Fernández Gutiérrez, el número nueve más recordado en Tenerife y Panamá, que dejó una historia de sacrificio y constancia, con anécdotas como sacadas de una fábula, cumplió ayer 22 años de fallecido.
Los pasos que lo llevaron al éxito en el fútbol español tienen facetas como de un cuento de hadas que termina con el fatídico día de su muerte y de sus honras fúnebres en Panamá, cuando el país lo lloró y lo despidió con todas las reverencias y los honores que se le hacen a un héroe. Desde entonces, el nombre de Rommel se inmortalizó en Panamá.
Siendo joven y estudiante del Instituto Nacional jugaba en el Atlético Panamá, que reunía a grandes del fútbol panameño. Por entonces, el nombre de Rommel ya era conocido.
“Por esos tiempos se hacía un torneo intercolegial un poco improvisado, y entre los estudiantes ya se conocía a Rommel, yo estudiaba en el Remón Cantera y cuando nos enfrentamos al Instituto Nacional, Rommel era un fuera de serie”, recuerda Roberto Quelne, compañero del futbolista.
La fábula de Rommel toma nombre cuando en 1986, a la edad de 20 años, se le presenta la oportunidad de viajar a Tenerife, España, a jugar en un torneo llamado el Mundialito de la Emigración, en el que participaban selecciones con jugadores descendientes de españoles. Para ello, le buscaron unos supuestos abuelos gallegos que cuadrasen con sus apellidos (Fernández Gutiérrez). Cuando terminó el torneo, el Tenerife le ofrece formar parte de su plantilla y su contrato fue de 500 dólares.
Sin embargo, en su primera temporada Rommel tuvo que jugar con el Tenerife aficionado, porque en la segunda división B (una especie de tercera división), donde estaba el Tenerife, no se permitían extranjeros, pero ya con el paso a la segunda división el técnico Martín Marrero le dio la oportunidad de debutar. Ocho goles anotó en la temporada en 25 partidos jugados.
Un año después, Rommel Fernández apareció en toda su dimensión y consiguió 19 goles en la fase regular y 2 más en la promoción contra el Betis del portero Nery Pumpido, campeón con Argentina en México 86, que le dieron el ascenso a la primera división.
En su primera campaña en primera división anotó 10 goles.
En las cinco temporadas con el Tenerife, Rommel se ganó a la afición y ayer, 22 años después, cada 6 de mayo los hinchas lo recuerdan con romerías, “la isla nunca te olvida” es la frase célebre en cada aniversario, por eso es muy común escuchar en Panamá que en Tenerife lo recuerdan más que en su propio país.
En la temporada 1990-1991 recibió el primer trofeo EFE al mejor jugador iberoamericano. “Es un triunfo de todo Panamá y un reconocimiento al trabajo de los jugadores modestos. Es la recompensa a la constancia diaria de seis años de trabajo”, dijo Rommel al recibir el trofeo.
Con el Tenerife, Rommel jugó 120 partidos y marcó 52 goles, 13 de ellos en la temporada 1991-1992 que le valió el traspaso al Valencia del holandés Guus Hiddink por un monto de $2 millones. Su traspaso, sin embargo, no satisfizo del todo al jugador.
“Yo mantenía mucha comunicación con el presidente del Tenerife y el día que me dijo de su fichaje, Rommel estaba de vacaciones en Panamá y no lo sabía. Junto con Nicolás Espinosa, editor de deportes de La Prensa en ese entonces, lo visitamos y le informamos. A Rommel no le gustó, tenía sus aprensiones con Hiddink, nos llegó a decir que al holandés no le gustaban los jugadores latinoamericanos”, comentó el periodista Luis Giraldo, que llegó a dirigir a Rommel en el Unión Española.
El presagio fue cierto. En Valencia no le fue bien al panameño por el carácter del técnico europeo, que entre otras cosas no veía que Rommel pudiera jugar al lado del búlgaro Lusboslav Penev, por eso su presencia en las canchas se vio reducida a 25 partidos, nueve de ellas como titular, lo que provocó su traspaso, en préstamo, al Albacete, donde volvió a encontrar el espacio que necesitaba y a marcar goles.
El Albacete tenía una opción de compra por $1.75 millón, pero un accidente de auto cortó la carrera del panameño a los 27 años de edad. Sucedió un jueves 6 de mayo de 1993, cuando conducía un Toyota Célica y se estrelló contra un árbol. Ese día en Panamá hubo tristeza y llanto.
El jugador uruguayo José Luis Zalazar manifestó que al enterarse de la muerte de Rommel se puso a llorar como un niño. Zalazar recordó que Rommel estuvo a punto de no ir a comer con los otros seis compañeros del Albacete ese 6 de junio, a la localidad de Tinajeros, ya que el delantero panameño llegó junto con su primo, Rolando Rojo Gutiérrez, justo cuando se iban.
Las reacciones internacionales por la muerte de Rommel Fernández le dieron la vuelta al mundo. Todas con manifestaciones de tristeza: Carlos Salvador Bilardo, en ese entonces entrenador del Sevilla; el uruguayo Víctor Espárrago, entrenador del Albacete; el argentino Mario Alberto Kempes; el español Xavier Azcargorta; el portero del Albacete, Gabelo Conejo; Ángel María Villar, presidente de la Federación Española de Fútbol. Guus Hiddink comentó que a pesar de que no lo alineó con mucha asiduidad, él fue siempre una buena persona.

