Una variación en el genoma del nuevo coronavirus SARS-CoV-2 ha mejorado su capacidad de infectar las células humanas y se ha convertido en la cepa dominante que circula en el mundo.
Así lo explica un estudio publicado en la revista Cell el pasado 2 de julio, que muestra que la cepa mutada es más infecciosa en cultivos celulares en condiciones de laboratorio.
La variante, llamada G614, realizó un pequeño, pero efectivo, cambio en la glucoproteína (espiga) que sobresale de la superficie del virus, la cual utiliza para ingresar e infectar células humanas.
La variante G614 del virus se ha convertido en la cepa dominante poco después de su aparición. La nueva versión parece multiplicarse más rápido en el tracto respiratorio superior (nariz, senos paranasales y garganta), lo que explicaría por qué se transmite más fácilmente, según el estudio científico.
Los científicos del Laboratorio Nacional de Los Álamos, en Nuevo México, y la Universidad de Duke, en Carolina del Norte (Estados Unidos), en colaboración con el grupo de investigación Covid-19 Genomics UK de la Universidad de Sheffield (Reino Unido), analizaron las muestras de genoma publicadas en GISAID, un recurso internacional para compartir secuencias genómicas entre investigadores de todo el mundo, para llegar a esas conclusiones.
Explicación del estudio
Jean Paul Carrera, virológo y epidemiólogo del Instituto Conmemorativo Gorgas de Estudios de la Salud (Icges), especificó que hay dos variantes genéticas del virus circulando: la D614 y la G614.
La D614 es el virus original que salió de China, y era la más predominante al inicio de la pandemia. Ahora se ha visto que ha sido reemplazada por la G614. La cepa G614 representaba el 67% de las cepas a nivel global en marzo; ya para abril representaba el 78%.
Carrera detalló que no hay evidencia de que la variante G cause una enfermedad más grave que cualquier otra versión del coronavirus, ni parece probable que la mutación afecte el proceso de desarrollo de una vacuna para la enfermedad.
El virólogo y epidemiólogo sostuvo que los experimentos hasta ahora realizados son “in vitro”, o sea, en células cultivadas en el laboratorio, por lo que no representan la complejidad del cuerpo humano y las interacciones sociales, ambas importantes para la transmisión del virus.
Añadió que esta variación se ha encontrado en Panamá, Estados Unidos y Europa, y según los estudios del Departamento de Genómica del Gorgas, en Panamá la proporción de G614 está casi en un 20%.
Estudios en Panamá
Desde que se confirmó el primer caso de la enfermedad en el país, el pasado 9 de marzo, en el Instituto Gorgas se han secuenciado más de 300 genomas del virus.
La secuencia del genoma es importante por cuatro razones: proporciona información independiente de los orígenes de la epidemia y nuevos linajes (cepas); permite conocer la fuente de transmisión de un infectado; brinda datos de la dinámica epidémica de enfermedades pasadas, y da luz sobre la adaptación del patógeno.
Los primeros resultados de los estudios realizados por los científicos panameños han permitido establecer que hay 8 linajes (cepas) que tienen un origen de importación y un linaje que es de origen local.
Se trata de la cepa A2 (España) que llegó al país, mutó y fijó una transmisión entre la población, originando la cepa local A2PAN.
En su momento, Sandra López Vergés, jefa del departamento de Investigación de Virología y Biotecnología del Icges, subrayó que este virus SARS-CoV-2 es de la familia coronaviridae, a la que, por muchos años después de ser identificada, no se le prestó atención porque la mayoría son virus de origen veterinario, y la virología médica no se enfocaba en ellos.
Precisó que los pocos virus de la familia coronaviridae que pueden afectar a humanos causan infecciones instestinales o respiratorias.

