Hay que correr. El cruce peatonal es visible. Las rayas blancas están bien pintadas. No hay equívocos. En este punto de la Avenida Balboa es por donde pueden (podemos) cruzar los peatones. Pero hay que correr.
Una señora que va delante mío y yo lo comprobamos. Una 4x4 BMW pasa a toda velocidad, apenas rasante detrás de mí. Nunca intentó detenerse y venía lejos cuando nos “tiramos” a la calle. Un taxi tampoco aminoró la marcha, pero venía un poco más lejos. El señor que conducía un Mazda sí bajó la velocidad, pero ya habíamos pasado.
Cruzar por la “cebra”, por la famosa “línea de seguridad”, no es en realidad tan seguro en la ciudad de Panamá. Los automovilistas no suelen detenerse ni aminorar la marcha. Como si la “cebra” no existiera.
En general, esa es la situación con la que el peatón se va a encontrar en casi cualquiera de los más de 200 cruces con paso de cebra que hay en la ciudad. Algunos están en congestionadas intersecciones y aun con semáforos peatonales (alrededor de 60, algunos incluso con alertas sonoras para discapacitados), hay que estar atentos.
Lamentablemente, la situación inversa también es común.
Cerca de la escuela República de Haití, en Río Abajo, un muchacho alto y fornido se lanza a la Vía España. Cerca hay un puente peatonal. En la esquina, unos metros adelante, además hay un semáforo y una línea de seguridad. Pero él pasa. No mira. Camina con tranquilidad pese a que los carros van a casi 80 kilómetros por hora en ambos sentidos. El taxista que me lleva tiene que frenar. “¿Ve? Por eso es que pasan los accidentes”, protesta enojado.
REGLAMENTO
El reglamento de tránsito, en su artículo 184, prevé que los conductores “deberán disminuir la velocidad” cuando se aproximen “a las líneas de seguridad”, entre otros casos.
Y también los vehículos deben bajar la velocidad en “proximidad a una intersección”, donde, por lo general, están muchos de los pasos peatonales demarcados debidamente.
Pero el peatón también deber observar el reglamento.
“Antes de cruzar la vía, todo peatón esperará el momento en que no exista tránsito vehicular, que éste se halle detenido o que la distancia de los vehículos más próximos sea tal que pueda realizar el cruce a paso normal, con prudencia y sin peligro, operación que deberá efectuar preferiblemente en las esquinas o intersecciones de las calles, vías o avenidas, utilizando preferentemente las líneas de seguridad, los semáforos peatonales y los pasos elevados peatonales si los hubiere”, señala el reglamento en su artículo 103.
La prisa, la impaciencia o la simple falta de hábito hacen que los peatones crucen “donde sea”.
SEGURIDAD
En la batalla por la calle, siempre el peatón llevará las de perder. Por eso debe estar alerta y seguir las normas que prevé el reglamento de tránsito.
Según ha señalado Teófilo Moreno, director de Operaciones de la Policía de Tránsito, la principal causa de que los peatones mueran en las calles es que muchos conductores no paran cuando el semáforo está cambiando a rojo, y que los peatones no calculan bien el tiempo para atravesar la calle. Y que los peatones no utilizan los pasos elevados.
Y por lo visto, tampoco los pasos de cebra.
El año pasado se registró un total de 381 víctimas por accidentes de tránsito. Y aunque el número ha disminuido frente a años anteriores, los peatones siguen siendo la parte más incontrolable y la más vulnerable, según las autoridades.
Los esfuerzos de las autoridades para disminuir los accidentes de tránsito parecen estar dando frutos. Sin embargo, la orientación hacia el peatón sigue siendo la más problemática y desatendida en los países de la región. Según un estudio de la Universidad de Tamaulipas, México, sobre vialidad sostenible en varios países latinoamericanos, “todas las leyes de tránsito regulan la circulación peatonal; sin embargo, el énfasis en aplicar sanciones y la atención de la policía de tránsito se orienta más a los conductores de vehículos que a los transeúntes”.
Agrega, no obstante, que “todas las normas de tránsito analizadas regulan los derechos y deberes de los peatones” y reconoce que los países están tomando medidas para la educación vial y la prevención. En Panamá, ese papel recae en agrupaciones como el Movimiento 23 de Octubre y la propia ATTT.
