El relativo éxito del proyecto Curundú, que probó que es posible darle un vuelco a una situación habitacional y social desesperada, ahora parece querer replicarse en Colón. Desde su primer Consejo de Gabinete abierto, efectuado en la ciudad atlántica, el gobierno de Juan Carlos Varela parece decidido a transformar esa urbe, abandonada y colapsada, presa de la precariedad y la desidia, y aquejada por una pobreza y una violencia que lucen indomables.
El ministro de Vivienda y Ordenamiento Territorial, Mario Etchelecu, anunció hace poco más de dos semanas que para este mes se realizará la primera licitación del Proyecto Renovación Urbana de la ciudad de Colón y para el mes de marzo se dará la orden de proceder.
Unas 5 mil familias se beneficiarían de este proyecto que, por un lado, restaurará inmuebles con valor histórico, y además reubicará a familias que viven en situación precaria, con el fin de devolverle el viejo esplendor a la otrora llamada “tacita de oro”.
La Sociedad Panameña de Ingenieros y Arquitectos cuestionó en su momento la poca información sobre los detalles del plan de renovación de la ciudad de Colón, así como la falta de suficientes consultas para llevarlo a cabo.
Ya han tenido lugar algunas demoliciones de caserones condenados para adelantar el plan.
