Con sus trajes multicolores y manos repletas de anillos y pulseras, Rosario Murillo es la cada vez más poderosa y omnipresente esposa del presidente Daniel Ortega.
La pareja será por segunda vez la fórmula presidencial del gobernante Frente Sandinista, lo que mantendrá a Murillo, de 70 años de edad, como la primera sucesora de Ortega, cinco años mayor.
Desde 2007, cuando Ortega retornó al poder tras la revolución que dirigió en los años 80, Murillo ha sido su única portavoz y, desde 2017, su vicepresidenta. Es el rostro visible y operativo del gobierno, de alta capacidad de trabajo. Acompaña a Ortega en todas sus apariciones públicas y en los corredores políticos se comenta que ningún funcionario mueve un dedo sin su autorización.
Informa desde hace 14 años del quehacer del gobierno, el clima, el santoral del día, los desastres naturales, el avance de la vacunación... todo, como poeta que es, con un lenguaje metafórico, hablando de paz y armonía, mencionado siempre a Dios y a la Virgen, y calificando a sus adversarios de diabólicos, terroristas, forajidos y pacotillas.
Conoció a Ortega en la lucha contra la dictadura somocista (1937-1979) y, tras años de convivencia, se casaron en 2005. Tuvo 10 hijos (7 con Ortega). Estudió secretariado en Inglaterra y Suiza; habla inglés y algo de francés. La escritora Gioconda Belli la describe como una mujer “supersticiosa”.

