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ANÁLISIS

Y, ¿cuál es la línea de pobreza?

Y, ¿cuál es la línea de pobreza?
En Puerto Indio, comarca Emberá Wounaan, la pobreza de ingresos está intimamente ligada a la falta de acceso a esenciales mínimos, como agua potable, electricidad, alimentación adecuada y educación oportuna y de calidad.. Alexander Arosemena

La palabra “pobreza” viene del latín pauperas, que significa tierra estéril, y que por analogía se extendió a la caracterización de personas limitadas económicamente. Sin embargo, mucho antes de los romanos, el filósofo griego Aristóteles, siglo IV antes de Cristo, había acuñado el concepto de “buena vida” para referirse al pleno goce de los talentos, placeres y bienes materiales y espirituales. El concepto opuesto, según Aristóteles, equivalía a la esclavitud.

En la Edad Media europea, el concepto de pobreza se refería a una noción de índole religiosa, desligada con la condición de una vida austera o con medios modestos. Por supuesto, la pobreza espiritual terminó recogiendo toda la carga conceptual de lo opuesto a la buena vida de Aristóteles.

La pobreza fue dimensionada como un problema de primer orden con la llegada de la revolución industrial y el nacimiento del capitalismo, cuando precisamente los pobres no podían consumir y no podían aportar significativamente a las arcas de las casas reales europeas, o adquirir costosos productos de manos de la aristocracia comercial. Los pobres eran considerados una molestia y principalmente eran valorados como fuerza de trabajo. No fue hasta principios del siglo XX que los economistas empezaron a estudiar en detalle el problema de la pobreza.

¿Qué es la pobreza?

Hace más de 40 años, la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) definió la pobreza como “un síndrome situacional en el que se asocian el infraconsumo, la desnutrición, las precarias condiciones de vivienda, los bajos niveles educacionales, las malas condiciones sanitarias, una inserción inestable en el aparato productivo, actitudes de desaliento y anomia, poca participación en los mecanismos de integración social, y quizá la adscripción a una escala particular de valores, diferenciada en alguna medida de la del resto de la sociedad”. Esta definición compleja de la Cepal da un panorama de todos los fenómenos de la pobreza, pero al mismo tiempo mezcla causas con efectos y los síntomas se confunden con la enfermedad.

Aunque la definición de la pobreza fue evolucionando en el tiempo en manos de una multiplicidad de organismos internacionales, universidades y bancos multilaterales, el verdadero problema de las definiciones no era su contenido, si no su aplicación práctica, es decir, cómo se mide la pobreza.

Este es el quid del asunto, ya que de nada sirven las definiciones grandilocuentes,si no existe una forma de hacerlas funcionar. Hay dos maneras de determinar quién es pobre. Según la escuela de pensamiento y la entidad que lo respalde, la medición de la pobreza se puede hacer con métodos directos o indirectos.

Un método directo consiste en estimar un índice de derechos y de manifestaciones de bienestar. Por ejemplo, el índice de desarrollo humano utilizado por el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) toma en cuenta la expectativa de vida, el nivel de escolaridad y el ingreso per cápita. Otro indicador, adoptado por Panamá en 2017, es el Índice de Pobreza Multidimensional (IPM). Este índice es el resultado de años de trabajo estadístico y social alineado por un modelo desarrollado por la Universidad de Oxford. El IPM se calcula en base a cinco ejes: salud, educación, vivienda, empleo y medio ambiente. Estos cinco indicadores se dividen a su vez en 17 variables que van desde el acceso al agua potable y al servicio de electricidad, hasta la nutrición y la mortalidad infantil. Esa primera vez que se midió el IPM, Panamá quedó con un 19.1% de su población en pobreza multidimensional. Para el año 2018, el IPM revelaba que 19% (exacto) de la población, estaba en pobreza multidimensional.

Los métodos directos aspiran a representar el universo de la pobreza de forma completa y sistémica. Sin embargo, existe otra categoría de métodos: los indirectos, que usan el indicador de ingresos para establecer una línea de pobreza. Así, la cantidad de pobres dependerá de la línea de pobreza que se utilice, la que a su vez está vinculada al esquema que se aplica.

Otros métodos, otros números

El Banco Mundial utiliza una línea de pobreza internacional equivalente al poder de compra de $1.90 diarios al valor de 2011. Como la economía panameña es dolarizada, este valor fue ajustado por el propio Banco Mundial en 2015, para que en Panamá la línea de pobreza fuera de $5.50 diarios, y de $3.20 para definir la pobreza extrema. Con esta línea de pobreza resultó que para 2019 solo había 12.6% de pobres en Panamá.

El sociólogo Olmedo Beluche, en el artículo titulado “La pobreza maquillada en Panamá”, publicado en el diario La Prensa el 3 de marzo de 2019, presenta el desglose de la línea de pobreza calculada por la Cepal para Panamá. “La Cepal estimó la línea de pobreza extrema urbana en $62 por persona al mes, y de $120 en igual período para la pobreza relativa. La línea de pobreza extrema en áreas rurales fue estimada en $59 por persona al mes y la pobreza general en $93 por persona al mes. Si dividimos el ingreso diario entre 30 días que tiene el mes, esto significa que bastan $2.06 por día para comer satisfactoria y nutritivamente. ¿Cómo? Si en cualquier fonda obrera el plato de sopa con arroz vale eso o más, sin sumar el desayuno, la cena y algún snack”.

Beluche menciona las dos categorías de pobreza que se usan en los estudios modernos. La pobreza extrema hace alusión a la incapacidad de una persona, familia o comunidad para cubrir sus necesidades alimenticias. Mientras que el concepto más amplio de pobreza relativa implica que se pueden cubrir los alimentos, pero hay carencia para acceder a otros bienes y servicios. La Cepal calculó para 2019 que la pobreza en Panamá alcanzaba al 14.6% de la población, y la pobreza extrema al 6.5%.

El economista Javier Stanziola, en un artículo publicado en La Prensa el 21 de mayo de este año, titulado “¿Quiénes son las clases medias?”, da luces sobre otro método de cálculo utilizado por la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE). Aunque Stanziola no lo expone con el ángulo de pobreza en mente, revisando la página web de la OCDE, se percibe que para esta organización cada clase económica se define por su relación con el ingreso medio. Como menciona Stanziola, la clase alta sería aquella que percibe el 200% o más del ingreso medio, y la clase media es la que percibe ingresos equivalentes entre el 75% al 200% del ingreso medio. La propia OCDE define el umbral de pobreza como el equivalente al hogar que recibe el 50% o menos del ingreso medio. Para 2018, según Stanziola, el ingreso medio en Panamá fue de $832 al mes. Esto haría que los hogares que reciben $416 mensuales o menos, entrarían en la línea de pobreza.

En el documento titulado “Crecimiento-desigualdad y pobreza en Panamá: una bomba de tiempo de mecha corta”, del analista panameño José Eugenio Stoute y publicado el 8 de febrero de 2019, se afirmó que en Panamá “existen 60 mil empleados que ganan menos de $124; 72 mil tienen un ingreso entre $125 y $240, y 107 mil ganan entre $250 y $399” (mensuales). Esto significa que al menos 239 mil panameños ganaban por debajo de la línea de pobreza determinada por el criterio de la OCDE. Aunque sería irresponsable extrapolar cada uno de esos empleos como cabeza de un hogar, puede haber una fuerte correlación entre las familias más pobres y esos empleos.

Para la economista Mariela Arce, el contraste entre la línea de pobreza de la Cepal y la de la OCDE debe ser analizado desde otro punto de vista. “Por supuesto que el criterio de la OCDE es más realista. Sin embargo, no sé cómo se pueden abordar en esta dimensión de pobreza de ingresos los elevados costos para ejercer sus derechos humanos... Por ejemplo, ir al centro de salud lejano; o a poner una denuncia de violencia y te descuentan ese día; o pagar servicios públicos que no recibes y tienes que comprar agua; o el empobrecimiento de tiempo. Se me hace más realista, pero insuficiente para describir los costos que paga la persona que vive en pobreza para sobrevivir”, expresó Arce.

La importancia de la línea de pobreza

Todos los estimados y cifras anteriormente mencionados corresponden al mundo previo a la pandemia. La Cepal estima que producto de la Covid-19, América Latina y el Caribe alcanzarán la cifra de 231 millones de pobres, de los cuales 96 millones estarán en pobreza extrema. La Cepal informó que, según sus estimados, la pobreza en Panamá, que era de 14.6% en el año 2019, alcanzará el 17.5% para este año, por efecto de la pandemia. El Banco Mundial ha indicado que la pobreza aumentará en Panamá, pero todavía no ha hecho de conocimiento público una cifra específica.

Este debate no es únicamente académico, ya que dependiendo de la línea de pobreza que se aplique, se generarán las necesidades de subsidios e inversión estatal. Sobre todo, si el gobierno del presidente Laurentino Cortizo pretende que 2021 sea un año de recuperación económica, es importante dimensionar el tamaño de la pobreza en Panamá, y lo más cercano a la realidad.

Así, para la economista Arce, el enfoque prioritario de la acción del gobierno en esta materia debe considerar que “las prioridades están no sólo en salvar vidas... sino que la población tenga vida digna y con condiciones básicas para su resiliencia”.

Sobre lo más urgente para superar esta situación, Arce sugiere “acceso universal a salud [en especial salud mental y nutrición]; acceso universal a educación [internet libre a nivel nacional]; acceso a condiciones de trabajo digno”.

El año 2021 se pinta entonces como un año que nos ofrece la oportunidad de redefinir la línea de pobreza para que sea más realista. Así, se podrá validar si $120 según la Cepal, $165 según el Banco Mundial o $416 mensuales de acuerdo con la OCDE, representan la línea de pobreza más apropiada. Tal vez, se pudiera decidir por otro criterio totalmente distinto, que incluya más panameños y muestre el verdadero rostro de la pobreza.


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