La actual epidemia del virus ébola que afecta a tres países de África occidental (Guinea, Liberia y Sierra Leona) se ha cobrado ya la vida de 224 personas y sigue produciendo nuevos casos mortales prácticamente cada día.
Los datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS) muestran que ya se ha convertido en la tercera más grave de la historia, solo superada en número de muertes por los brotes de 1976 y 1995, con 280 y 250 fallecidos, respectivamente, ambos en la República Democrática del Congo.
Lo peor es que, después de cinco meses, la actual epidemia sigue sin estar controlada y afecta a tres países, algo que no había ocurrido hasta ahora. El brote actual corresponde a una variante local de la cepa Zaire, la más mortífera, con casi un 60% de fallecidos.
No hay tratamiento conocido para este virus, cuyo huésped natural se cree que son varias especies de murciélago frugívoro. Los médicos solo pueden tratar los síntomas de la enfermedad, que en un primer momento son fiebre alta, dolores de cabeza y musculares, vómitos y diarreas. Tomar medidas para evitar su propagación resulta básico.
La OMS precisa que solo en cuatro días (entre el 29 de mayo y el 1 de junio pasados) se produjeron en la zona 51 nuevos casos de infección por ébola y 22 muertes, lo que da una idea de la dimensión que está adquiriendo esta epidemia.
De hecho, la cifra total de casos en los tres países citados se eleva ya a 420, de los que 217 han sido confirmados por pruebas de laboratorio, 85 son probables y 118 sospechosos. Hasta ahora, la peor epidemia de este virus por número de casos había sido la de Uganda de 2000-2001, con 425 confirmados, de ellos 224 fallecidos.
La epidemia de ébola se declaró oficialmente en Guinea el pasado 22 de marzo, pero al menos dos meses antes ya había comenzado a cobrarse víctimas mortales. El brote se registró en la región forestal, fronteriza con Liberia y Sierra Leona, lo que ha provocado su difusión al tratarse de la misma zona ecológica.
Ahora, la principal preocupación de los epidemiólogos es, por un lado, la enorme movilidad de las poblaciones de esta región, lo que facilita la extensión del brote, y, por otro, la resistencia de algunas comunidades para declarar la enfermedad y, por tanto, adoptar las estrictas medidas de prevención, por el estigma que sufren las personas infectadas y sus familiares.
El país más afectado por el brote actual es Guinea, con 328 casos y 208 muertes. En Liberia, desde el pasado mes de marzo se han producido 13 casos y 10 fallecimientos, mientras que en Sierra Leona se contabilizan 79 casos hasta el momento (18 confirmados) y seis decesos.
De momento, la OMS no recomienda el cierre de fronteras en la zona, aunque los países de la región de África occidental mantienen en alerta sus sistemas de vigilancia epidemiólogica.
