Durante el 2006 veremos en acción en el mundo a varios personajes nuevos. Analicemos los que al parecer podrían ser los más destacados.
Con menos de 40 años, es considerado la sangre nueva de Al-Fatah, el partido gobernante palestino, fundado por Yasser Arafat. Gana entre las nuevas generaciones —hartas de la cúpula a la que consideran corrupta—, a la vez que temerosas de la violencia de Hamas, hoy segunda fuerza. A Nasser Juma, el presidente palestino Mahmoud Abbas, le ven como la esperanza para Palestina.
Hasta 2002, un abogado de San Petersburgo, Dimitry Anatolyevich Medvedev era desconocido. Pero en noviembre pasado, el presidente ruso Vladimir Putin lo nombró viceprimer ministro. Respaldo implícito a una eventual candidatura de Medvedev a la presidencia en las elecciones de 2008, año en que el actual mandatario deberá dejar el cargo. Así, pretende asegurarse el poder, ya que Medvedev es un fiel inquebrantable de Putin.
Intenta repetir la historia de Tony Blair, pero desde la oposición. Se trata de David Cameron, un carismático legislador de 39 años elegido para "modernizar" el Partido Conservador de Gran Bretaña, con el fin de vencer al laborismo en las elecciones de 2009.
En Francia, una legisladora socialista quiere ser la primera mujer en llegar al Elíseo. "Ségo", como la llaman a Ségolène Royal, se encamina seriamente hacia la presidencia. Aunque, por ahora, "Sarko", Nicolas Sarkozy, el ministro del Interior, encabeza las encuestas para las elecciones de 2007.
Una sudafricana busca también la presidencia para realizar otro sueño en un país que pudo, recién en 1994, contar con un presidente negro. Con el nombramiento de la ex ministra Phumzile Mlambo-Ngucka para la vicepresidencia del país, el mandatario Thabo Mbeki podría haber aumentado las probabilidades de que ésta pueda ganar las elecciones de 2009.
Aunque las novedades más preocupantes se dan en Latinoamérica. Un joven militar retirado de 42 años de edad, Ollanta Humala —el "nuevo Chávez"—, que encabezara una rebelión contra Fujimori con un discurso fuertemente nacionalista, es hoy el candidato presidencial peruano que las encuestas ubican en primer lugar. De ganar, consolidaría de manera preocupante el giro hacia la izquierda que ya se profundiza con Evo Morales asumiendo el 22 de enero la presidencia de Bolivia.
Un Morales que ya fue recibido por el gobierno comunista de Cuba en su primer viaje al exterior como presidente electo. Llegó con una comitiva de aproximadamente 60 personas, demostrando desde el comienzo su vocación estatista: gastar fortunas con los amigos, a costa de los ciudadanos, la mayoría sumidos en la pobreza. El dirigente cocalero, que visitó Cuba cinco veces como dirigente sindical y líder izquierdista, afirmó en la isla caribeña que la visita era "una alegría, una emoción".
Castro indicó que por primera vez había "un presidente indio en Bolivia, algo extraordinario, algo histórico". Cuando en realidad, lo que es extraordinario para Castro es que Morales sea un abierto defensor de la Alternativa Bolivariana para las Américas (ALBA), el proyecto hegemónico de Chávez que, con el apoyo de Castro, se presenta como contrapropuesta al ALCA.
Lo que no discutieron en La Habana es que la mayoría de los cubanos está a favor de la democracia, según un sondeo realizado por la organización Solidaridad Española con Cuba.
Casi la mitad de los interrogados percibe la situación del país, de su ciudad y la personal, como mala o muy mala, y un 30% considera que es regular. Notable porcentaje, considerando que la propaganda oficial es masiva, a partir de los medios completamente digitados por el gobierno ininterrumpidamente desde hace 47 años.