No hay nada romántico con respecto a la piratería que se ha convertido en una amenaza para las vidas de marineros y embarques frente a la costa de Somalia.
El creciente alcance y sofisticación de las operaciones piratas son una amenaza para el comercio marítimo y exacerban las inquietudes de seguridad de países que dependen de carriles marítimos abiertos.
El peligro, cada vez peor, de la piratería moderna quedó de manifiesto esta semana con la captura de un buque cisterna de Arabia Saudita, a 450 millas de la costa de África oriental; una toma de rehenes que coincidió con el secuestro de una embarcación de carga de Irán, que siguió a la captura de una nave ucraniana que llevaba una carga de 33 tanques de la era soviética.
La piratería en el golfo de Adén, saturado por el intenso tráfico, y un creciente arco del Océano Índico ha crecido en más del doble en lo que va del año, con 80 embarcaciones atacadas y 60 secuestradas.
Esta es una empresa criminal altamente organizada y lucrativa. Las aseguradoras y los propietarios de barcos pagan rescates cada vez más onerosos para salvar las vidas de tripulantes capturados y recuperar embarcaciones y cargas que valen muchas veces los pagos efectuados a los piratas.
Se produjo cierta inquietud en el sentido que algunas de las armas en el barco ucraniano terminaran en las manos de islamistas, mismos que buscan el derrocamiento del débil gobierno provisional de Somalia.
Pero, en general, las operaciones de los piratas no tienen nada que ver con los islamistas. Demuestran, sin embargo, cómo un Estado fallido o fallando como Somalia puede representar una amenaza económica y de seguridad para algunos países que están lejos de sus costas.
La Organización Internacional Marítima tiene barcos de muchas naciones que patrullan aguas internacionales. Sin embargo, no han logrado disuadir a los piratas somalíes.
En la ausencia de un Estado somalí capaz de hacer valer la ley, se necesita una fuerza multinacional que pueda llegar a la costa, capturar a los criminales, desarticular sus redes de apoyo y llevarlos ante la justicia. La necesidad de una fuerza de este tipo pone de manifiesto el argumento a favor de un orden mundial fundamentado en la cooperación internacional y la seguridad colectiva.
