KOSOVO.

Serbia ofrece autonomía, sin soberanía

Serbia ofreció el martes a Kosovo la máxima autonomía posible sin llegar a la independencia en un último e infructuoso intento de evitar una escisión del territorio que la comunidad internacional considera inevitable.

Pristina estaría presente en organismos internacionales, aunque no en la ONU, y controlaría su policía. La política exterior de la provincia de mayoría albanesa seguiría en manos de Belgrado. La propuesta serbia, presentada en las negociaciones en Baden (Austria) fue rechazada de plano por la delegación kosovar con el argumento de que sería crear un nuevo conflicto congelado.

Serbios y kosovares queman, por puro formulismo, el último cartucho de un proceso negociador que ha durado dos años, con una prórroga de cuatro meses ofrecida a petición de Serbia y Rusia en un intento de la comunidad internacional de favorecer un mínimo acuerdo entre ambas partes. El plazo que concluye el próximo 10 de diciembre, con el informe que será elevado al secretario general de Naciones Unidas, Ban ki–Moon, sobre el resultado de este último esfuerzo, ha sido un diálogo de sordos. Serbia ha planteado todo menos independencia y presentó detalles en la reunión de Baden a unos kosovares que solo aceptan esta alternativa. Modelos vasco y catalán

Boris Tadic, el presidente serbio, habló a la delegación kosovar del abanico de competencias "normalmente reservadas en exclusiva a los Estados soberanos" de que gozaría un Kosovo autónomo dentro de las fronteras de Serbia. Algunas propuestas se inspiran en los estatutos de autonomía del País Vasco y de Cataluña, según fuentes serbias. Además de una bandera y de tener equipos en torneos internacionales, Pristina podría estar presente en instituciones económicas y financieras internacionales como el Fondo Monetario Internacional. Serbia se reservaría la exclusividad de la representación en Naciones Unidas, la Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa y el Consejo de Europa. Kosovo tendrá derecho también a una policía, pero no a un ejército, y vería su política exterior, de defensa y el control de fronteras tuteladas por Belgrado, según los detalles que trascendieron ayer en Baden. La justicia kosovar, según una fuente serbia, tendría también plena autonomía. La moneda nacional podría seguir siendo el euro en Kosovo, donde ya es la moneda de uso cotidiano, frente al dinar serbio. La puesta en marcha de estas capacidades sería vigilada y garantizada por la comunidad internacional, una idea ya contenida en primavera en el plan de Martti Ahtisaari, rechazado entonces por Serbia por ir vinculada a la independencia. Belgrado considera que todo es negociable, excepto la soberanía sobre el territorio. Para Kosovo, cualquier gesto de flexibilidad serbio que no lleve a la independencia carece de sentido.


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