SOCIEDAD.

Simbad y las sirenas

A bordo del USS CHOSIN.- Nunca duermo bien en los acorazados. Así que no fue ninguna sorpresa para mí que el otro día despertara a las cinco de la mañana en mi diminuto camarote de invitados a bordo del USS Chosin, mismo que comanda a la fuerza de tarea de la Armada de Estados Unidos (EU) que está frente a la costa de Irak. A medida que daba vueltas caminando alrededor de la cubierta bajo la luz previa al amanecer, mi mente seguía regresando al increíble choque que yo había presenciado entre la cultura política de la armada estadounidense y la cultura política tanto de los iraquíes sobre tierra firme como los pescadores árabes en el Golfo Pérsico.

Irak es una sociedad multiétnica cuya cohesión se tuvo que mantener a través de la mano de hierro de un dictador. Actualmente, el aspecto con el que luchan los iraquíes radica en saber si ellos pueden forjar su propio contrato social en el que los curdos, chiítas y sunitas puedan vivir juntos, sin una mano de hierro. Eso es de crucial importancia debido a que prácticamente cada estado árabe es actualmente una mezcolanza de religiones y orígenes étnicos que se mantienen unidos mediante una mano dura o suave. Si los iraquíes pueden encontrar una forma de vivir juntos, lo puede hacer cualquier pueblo que esté aquí, y nosotros podemos esperar dictaduras y monarquías en el mundo árabe con todas las patologías que traen consigo por siempre. Pero el cambio es difícil.

Cuando la armada de Irak te embarca en el Chosin, crucero de misiles guiados, dos aspectos te dan justo en el rostro: el primero es la diversidad de la armada de EU: negros, blancos, hispanos, cristianos, judíos, ateos, musulmanes, todos trabajando juntos, unidos por una idea compartida, no por un puño de hierro. Cierto, a EU le hicieron falta sus buenos 150 años después de la independencia para que acogiera el pluralismo y los derechos de la mujer, y aún estamos trabajando en eso. No obstante, EU actualmente es muy diferente de cualquier cosa en esta parte del mundo. La armada iraquí está compuesta exclusivamente por varones, y casi todos chiítas. Para ellos, nosotros somos algo similar a marcianos.

Mustafá Ahansal es un marinero marroquí-estadounidense que actúa como el traductor de la lengua árabe abordo del Chosin cuando éste aborda embarcaciones en el golfo en busca de piratas o terroristas. "La primera vez que abordé una embarcación", me contó, "teníamos seis o siete personas, un hispano, una persona negra, una blanca, quizás una mujer en nuestra unidad". "Sus marineros me dijeron: Yo creí que todos los estadounidenses eran blancos. Después, uno de ellos me preguntó, ¿está usted en las fuerzas armadas? Eso les perturba, de hecho. Ellos nunca supieron que efectivamente existe un mundo de ese tipo, porque ellos tienen sus propios problemas. Estuve conversando con uno de sus superiores en la guardia costera, y él me dijo: "Es asombroso la abundancia de religiones, grupos étnicos que hay entre ustedes y que aún así logren que esto funcione y sean los mejores del mundo. Y nosotros estamos aquí, peleando en el norte y en el sur, y todos somos primos y hermanos".

El otro aspecto que te da de lleno a bordo del Chosin es que muchos oficiales son mujeres, así que escuchas voces de mujer durante todo el día, dando órdenes por el altavoz y la radio del barco. Y debido a que los pescadores árabes de la localidad también oyen estas conversaciones, muchos de ellos probablemente piensan que el Chosin es un barco tripulado enteramente por mujeres! El pequeño Monomoy de la Guardia Costera de Estados Unidos, de casi 35 metros de longitud, junto al Chosin, tiene a una oficial ejecutiva, la cual a menudo encabeza a las unidades de tierra que inspeccionan embarcaciones en el Golfo; uno de los botes de la armada de patrullaje rápido, también junto al Chosin, tenía una capitana. "El hecho de ser oficiales de abordaje del sexo femenino constituye un gran activo, ya que ellos se muestran tan curiosos que desean hablarnos más, así que nosotros podemos aprender más cosas", notó Reyna Hernández, la oficial ejecutiva, de 24 años de edad, del Monomoy.

Al tratar de llevar un poco de democracia a Irak, no sólo estamos desafiando el orden dictatorial, tribal y político, sino también la cultura dominada por el varón. En efecto, estamos fomentando dos revoluciones de una sola vez: Jefferson contra Sadam y Simbad contra las Sirenitas que resultan ser capitanas de embarcaciones. Tener éxito en esta empresa, esto es, acabar de tajo con la desviación del mundo árabe hacia el fascismo islámico y la autocracia, es de mayor importancia de lo que detractores de la guerra lo han permitido alguna vez. Pero también es mucho más difícil de lo que el equipo del presidente Bush comprenderá o para lo cual estará preparado algún día aun cuando se lo advirtieron. El mayor pecado del equipo de Bush no fue que pensaron que esta guerra era importante. Fue el hecho de haber pensado que sería fácil.

AP


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