Tras la grave crisis surgida en el Consejo Europeo de Bruselas y que ha sumido al bloque comunitario en una parálisis, todos pensaban en Ankara que las esperanzas turcas de adhesión a la UE quedarían frenadas, aunque, de momento, parece que el país euroasiático puede respirar.
Se trata, sin duda, de un "respiro de alivio", según escribe hoy el periódico turco "Sabah", después de que la Comisión (ejecutivo de Bruselas) decidiera mantener el marco negociador con Ankara, cuyo inicio está fijado para el próximo 3 de octubre.
Lo cierto es que a pesar de las muchas voces pesimistas en el seno de las instituciones europeas, el gobierno turco ha expresado su convicción de que en esa fecha se iniciarán conversaciones formales para una eventual adhesión, y eso a pesar del terremoto que ha supuesto para los cimientos de la Unión Europea (UE) el no haberse puesto de acuerdo en las Perspectivas Financieras (presupuestos) para el período 2006-2013, en una Unión de 25 socios.
Turquía respira algo más aliviada también porque, según el texto de la Comisión, el objetivo de las negociaciones es la plena incorporación, como miembro de pleno derecho, del país euroasiático.
La bolsa de Estambul reaccionó con una subida a las noticias provenientes de Bruselas y al compromiso de la UE con el calendario negociador con Turquía, según explicó el comisario de Ampliación, Olli Rehn.
El gobierno en Ankara lo calificó de "paso adelante", aunque el ministro turco de Exteriores, Abdullah Gül, se apresuró a dejar claro que su país no está dispuesto a contentarse con un "estatus especial", como el de "asociación previlegiada" con el bloque, como algunas fuentes en el seno de la Comisión vaticinan ya.
No obstante, para Gül la prioridad es ahora que "se inicien las negociaciones".
En ese sentido, Ankara tuvo ya que lanzar una primera andanada contra quienes pretendían supuestamente debilitar el mandato negociador del ejecutivo de Bruselas y "poner piedras en el camino" a la posible futura adhesión turca al bloque, que en mayo del año pasado se amplió a diez nuevos socios, gran parte del Este.
Pero el país, a medio camino entre Asia y Europa, no acaba sino de empezar a dar su gran batalla ante las instituciones europeas.
El camino hasta la adhesión se presenta, a corto y medio plazo, lleno de obstáculos, comentan los analistas.
En el primer semestre de 2006, Austria, nada proclive a la adhesión turca, asume la presidencia semestral rotativa del bloque; la candidata conservadora a la cancillería alemana, Angela Merkel, nada favorable a la incorporación de Ankara, parece que podría ganar las elecciones, y el ministro francés de Interior, Nicolas Sarkozy, tampoco desearía ver a Turquía en el "club" comunitario.
Merkel y Sarkozy prefieren que se conceda a Turquía un estatus especial pero no la incorporación al bloque.
El proceso de negociación en su conjunto es "una carrera de 106 obstáculos", según afirmaba el diario turco "Hurriyet".
La dificultad deriva de que en los 35 capítulos negociadores que la Comisión ha establecido para Turquía es necesaria la unanimidad de todos los Estados miembros del bloque a la hora de las votaciones.
Por el momento, en medio de la crisis de "euroescepticismo" que vive la Unión, Turquía no puede hacerse tampoco excesivas ilusiones. "Nos falta simplemente mayor confianza en nosotros mismos", criticaba el ministro de Exteriores, Abdullah Gül, a sus compatriotas.
No obstante, a pesar de los numerosos pájaros de mal agüero, en Turquía también hay muchos optimistas que opinan que el tiempo corre a favor del país euroasiático, como afirmaba un analista del periódico "Radikal".
Y es que, afirmaba otro analista, "la UE necesita a Turquía".
"Dentro de 20 años en la Liga de Fútbol Alemana (Bundesliga) sólo los árbitros serán alemanes", decía un editorialista del diario "Milliyet" en referencia al rápido envejecimiento de la población de la UE y al enorme peso de la población inmigrante.
