A la caza del tesoro. Podría ser el título de una película de aventuras, pero no lo es. Se trata de la consigna que moviliza al Gobierno español en una pugna con una empresa estadounidense dedicada a la búsqueda de botines en el mar.
El Ministerio de Cultura español sospecha que Odyssey Marine Exploration se ha hecho ilegalmente con un valioso botín de un barco español.
Se trata del mayor tesoro hallado hasta la fecha en un buque hundido: 17 toneladas de monedas de plata y oro, valoradas en 370 millones de euros (498 millones de dólares). El problema viene de que Odyssey no ha querido facilitar ni la nacionalidad del buque ni el lugar del océano Atlántico en el que lo ha encontrado. Todo lo que se sabe es que ha rebautizado al pecio como "El Cisne Negro". Y las autoridades españolas tienen la mosca detrás de la oreja.
La empresa líder en el negocio de la investigación arqueológica de pecios realiza actualmente exploraciones cerca de Gibraltar, en el sur de la Península Ibérica, donde tiene un barco atracado desde hace meses y donde recientemente llegó un Boeing 757 fletado por ella que cuando despegó, lo hizo cargado de mercancía.
"Ejerceremos todas nuestras competencias y derechos en el hipotético caso de que el hallazgo sea patrimonio español", advirtió ayer la ministra de Cultura, Carmen Calvo, a Odyssey Marine Exploration, que se dedica a localizar barcos antiguos hundidos y rescatar los tesoros que llevaban en sus bodegas cuando se produjo su hundimiento. "Actuaremos con arreglo a las leyes españolas y a los acuerdos internacionales" en este ámbito, dijo.
Se estima que en el Estrecho de Gibraltar, una zona de intensas batallas navales en siglos pasados, hay unos cuatro centenares de barcos hundidos.
Si el hallazgo se hubiera producido en el litoral español o perteneciese a un buque en el que hubiese ondeado la bandera española en el momento de su hundimiento, Odissey habría cometido un delito de expolio y estaría obligada a devolver a España el tesoro hallado, sostienen las autoridades.
La empresa está actuando con "poca claridad", se quejó la Ministra. "No tenemos datos sobre las coordenadas de los hallazgos y las referencias son muy contradictorias".
Lo único de lo que España tenía constancia era de que Odyssey quería investigar si alguno de los barcos hundidos en el Mar de Alborán, frente a las costas de Gibraltar, es el HMS Sussex, un barco inglés que naufragó en el siglo XVII. Odyssey tenía permiso para investigar, pero "nunca para sacar restos arqueológicos subacuáticos", aseguró Calvo. Las autoridades españolas y británicas llegaron recientemente a un acuerdo que permite a la empresa estadounidense proseguir con los trabajos para hallar el galeón inglés.
Un portavoz de la empresa norteamericana citado por la prensa española asegura que se ha actuado legalmente. "Si los análisis concluyen que España tiene derecho a reclamar el pecio, Odyssey informará al Gobierno español sobre el proyecto", dijo.
No obstante, los españoles podrían enfrentarse con problemas legales. España protege su patrimonio histórico en 200 millas náuticas, pero el derecho internacional limita el margen de actuación a 24. Más allá, la regulación no es clara, pero, según expertos citados por la prensa española, si España pudiese demostrar que el barco hundido era un buque del Estado, podría reclamarlo.
Entretanto, la Guardia Civil se ha puesto manos a la obra y lleva ya varios días investigando la procedencia del medio millón de monedas encontradas por Odyssey, que tiene su sede en Florida. Pero según anunció la empresa buscatesoros, el botín se encuentra ya desde hace días en territorio estadounidense.
