La asistencia de Evo Morales a la investidura de Michelle Bachelet como presidenta de Chile, el 11 de marzo, es histórica no sólo por el hecho de que será la primera visita oficial de un presidente boliviano a Santiago, sino porque podría suponer el punto de inflexión en la soterrada "guerra fría" que han mantenido ambos países durante las últimas décadas.
Por ello, en vísperas del crucial acontecimiento, todo o casi todo son buenas palabras y gestos conciliatorios que eviten cualquier posibilidad de un malentendido que pueda alejar de nuevo a las partes.
La cautela es tal que incluso la celebración de un acto independiente de organizaciones civiles y políticas chilenas en honor a Morales cuando llegue a Santiago ha sido tratada con sumo cuidado por La Paz, que ha supeditado la asistencia del mandatario a que La Moneda no manifieste ningún reparo.
"Siempre y cuando exista total aquiescencia del gobierno chileno para este acto público, el presidente Morales ratifica su total disposición a participar en el acto", dijo el miércoles el cónsul boliviano en Chile, Roberto Finot, en la rueda de prensa de presentación del evento.
Morales "bajo ninguna manera quiere opacar un acto tan importante y trascendental como es la investidura de Bachelet" y le "preocuparía enormemente" esta posibilidad, recalcó el más alto representante diplomático boliviano en Chile, ya que ambos países mantienen sólo relaciones a nivel consular desde 1978.
Su "cortesía" frente a la opinión de La Moneda —que según la prensa local está preocupada por la posibilidad de que cualquier incidente pueda enturbiar de nuevo las "complejas" relaciones entre ambos países— ha sido respondida ampliamente tanto por el gobierno chileno saliente como por el entrante.
Evo Morales es "muy bienvenido" a Chile y hay muy buenas expectativas respecto de un "diálogo fructífero" entre el mandatario boliviano y Bachelet, declaraba poco después el futuro ministro del Exterior chileno, Alejandro Foxley. La presidenta electa está muy interesada en una "relación constructiva" con su par boliviano, insistió.
En días previos, el portavoz del todavía gobierno, Osvaldo Puccio, reiteró el "gran honor" que supone para Chile la presencia de Evo Morales y la "gran oportunidad" que significa su "histórica" visita.
A ello se suman otros gestos de acercamiento, como la invitación del ministro chileno de Defensa, Jaime Ravinet, a su par boliviano, Walker Rodríguez, al inicio de las tareas de desminado en un parque en la provincia de Antofagasta, en el norte de Chile, el 28 de febrero.
Además, el Ejército de Chile ha enviado invitaciones a jefes militares de países vecinos, incluida Bolivia, para el traspaso del mando del comandante en jefe de las fuerzas armadas chilenas, Juan Emilio Cheyre, a Oscar Izurieta Ferrer, el 9 de marzo. La presencia de un general boliviano sería inédita en este tipo de ceremonias.
Una serie de esfuerzos que no sobran. Porque mucho es lo que tienen que superar ambas naciones si quieren normalizar una relación distante y tensa durante décadas por la demanda boliviana de una salida al mar.
El primer paso lo dio Lagos al convertirse en el primer mandatario chileno que asistía a la investidura de un par boliviano, hace aproximadamente un mes.
Tras el incremento de las tensiones bilaterales durante el gobierno de Carlos Mesa (2003-2005) por la insistencia de este en el principio de "gas por mar", el presidente chileno inició un intenso acercamiento con el sucesor interino boliviano, Eduardo Rodríguez. El resultado: la firma de varios acuerdos de integración y una cauta disposición a tratar temas como la demanda marítima andina.
La llegada al poder de Evo Morales no frustró, como temían algunos sectores, este incipiente acercamiento y ambos mandatarios ratificaron en La Paz su intención de proseguir con una "agenda sin exclusiones" que, en principio, parece que mantendrá el gobierno de Bachelet.
La histórica visita de Morales a Chile supone un paso más en esta nueva senda de confianza, pero ambos países son conscientes de lo frágil que es ésta y no están dispuestos a que nada lo estropee.
DPA
