Existen cuatro mujeres que, desde lo profundo de Panamá, han sabido cantar y salomar con la voz de su tierra: Eneida Cedeño, Lucy Quintero, Leonidas Moreno y Evangelista Delgado.
La saloma la define Rodrigo Escobar Tamayo (en entrevista realizada antes de su muerte en 1996) como “una voz con melodía”, nunca un grito. “No es un grito cualquiera porque va con ritmo, melodía y al tono del acordeón“, reiteró el autor de varias piezas musicales.
Eneida Cedeño, la morenita de Purio
Según el sociólogo Milciades Pinzón Rodríguez, el canto nació con Eneida Cedeño un 15 de noviembre de 1923 en el pequeño pueblo de Purio de Pedasí.
De niña trabajó en oficios domésticos, pero la música le dio la oportunidad de deslumbrar a partir de la década del 40. Sólo llegó hasta el tercer grado (suficiente para aprenderse los coros), cuando a los ocho años se inició en la música con el conjunto de Francisco Chico Purio Ramírez, un reconocido violinista de música típica.
Con orgullo confesó: “Yo fui la primera que se atrevió a introducir en la música de violín, que se tocaba en las décadas del 30 y 40, la saloma, siendo la innovación del momento”.
Como anécdota recuerda que fue tanta la aceptación de esta modalidad, que cuando contrataban a los violinistas para ejecutar bailes los organizadores le decían a los músicos “¡pero llevan la negrita!”.
Cedeño también ha formado parte de conjuntos con Antonio Toñito Sáez, “Gelo” Córdoba (Las Plumas Negras) y Dorindo Cárdenas (con quien grabó un disco).
Entre las piezas musicales que más han caracterizado a esta dama de la música están La Saloma de mi tierra, Pueblo nuevo, Pobrecito yo y La linda Ballesteros.
Ella se retiró de la actividad musical en 1987.
Leonidas Moreno y Los Montañeros
Sin duda alguna, Leonidas Moreno es una gran exponente actual del canto y la saloma.
Ella nació el 27 de noviembre de 1949 en Llano Abajo de Guararé. Recuerda que siempre escuchaba a Eneida Cedeño cantando y le gustaba su saloma; por eso desde los seis años cantaba.
“Mi papá me decía que tenía que ir a la escuela y estudiar, pero a mí gustaba cantar... entonces llegué hasta sexto grado. Para esa época quería ser una de tres cosas: monja, enfermera o cantante”. Y, obviamente, se decidió por cantar. “Lo de monja quizás me encantaba porque ellas cantan en la iglesia”.
La primera actuación la realizó en la escuela primaria de Llano Abajo, pero su primera presentación “en serio” fue en 1963, en Santo Domingo de Las Tablas, con el conjunto de Roberto Fito Espino cuando tenía 14 años.
De allí grabó su primer disco (La niña Marquela, con Teresín Jaén); después trabajó con Alfredo Escudero, quien luego se convirtió en su esposo. “Hemos sido el uno para el otro”, tanto musical como emocionalmente, dice. “Alfredo sin mí creo que no hubiera sido un Alfredo Escudero, y yo sin Alfredo tampoco hubiera sido lo que soy, Leonidas Moreno”.
Lucy Quintero, la morenita de Monagrillo
Otra cantante destacada en el ámbito nacional es Lucy Quintero, quien por más de tres décadas ha hecho uso de su privilegiada —y ronca— voz.
Opina que heredó este arte de su madre, Elvira Quintero, quien cantaba tamboritos, mientras que su hermana Leticia Quintero, también cantante, murió sin que se le reconociera su aporte a la música típica.
Llegó solo hasta el tercer grado, “pues los años siguientes me dediqué a cantar”. Profesionalmente su carrera inició a los 12 años, en la década del 50, con el conjunto de Ramón González; luego alternó con el grupo de Lorenzo Santana y a los 16 años tocó con Teresín Jaén, con quien grabó Quiérame como yo te quiero.
Otras de sus canciones populares son Calla pajarito calla, y con Ceferino Nieto la cumbia Neña Batista. Ella también ha cantado con Marcelino Chalino Nieto, Osvaldo Ayala, Roberto Fito Espino y Victorio Vergara.
Evangelista “Elita” Delgado
“Elita”, como se le conoce en el mundo típico popular, se inició en la década del 70 con el conjunto Río Estivana de Fray Arnulfo Rivera.
Logró grabar bajo el sello Tamayo su primer disco junto con el conjunto Río Estivana, con temas como Flor de Lilola, de Antonio Toñito Sáez y No puedo olvidarte, de Carlos Martínez, por mencionar algunos.
Otros conjuntos con los que Elita ha tocado son Reflejo Santeño y Brisas del Canjagua, de los acordeonistas Luis Alberto Ramos y Práxedes Domínguez, al igual que con Ulpiano Vergara.
Hoy esta artista, que nació el 21 de septiembre de 1956, es la cantante estelar del conjunto Orgullo Tonosieño, de Maximino Chimino Moreno.
