Muchas personas confunden “adolecer” con “carecer” y emplean ambas palabras como sinónimas, error que provoca, además, una mala interpretación del mensaje.
Estos dos vocablos tienen sentidos opuestos (no por antonimia necesariamente), pues mientras “carecer” significa “no tener” o “estar privado de algo”, “tener falta de algo”, “adolecer” está vinculado a la idea de tener.
Pero ese tener debe ser, obligatoriamente, calificado con alguna palabra que indique una carga semántica negativa.
Para que se comprenda mejor, “adolecer” tiene relación con “enfermedad”, “sufrimiento”, “defecto”, “padecimiento”, todos elementos negativos, estrechamente sujetos al sentido y uso de la palabra.
Es decir, así como cuando usamos “felicitar” vinculamos la palabra a contextos o a otros términos (positivos siempre) y cuando usamos insultar la relacionamos con situaciones negativas, de este mismo modo deberemos
relacionar “adolecer” con un algo que se tiene, pero que, por esa misma estrecha relación, debe ser algo negativo.
Así, es perfectamente posible decir: “Adolecemos de un sistema de contabilidad arcaico”. (Si lo que se quiere expresar es: 1. Que tenemos un sistema de contabilidad. 2. Ese sistema de contabilidad es malo, negativo, insufrible, por arcaico).
Si no aparece la palabra que califique como “negativo” lo que se tiene, el uso de “adolecer” no será el adecuado.
Veamos algunos usos adecuados:
Los partidarios de la guerra adolecen de un razonamiento estrecho.
La hermana del escritor adolece de faringitis.
El pianista adolece del túnel carpiano.
El origen de “adolecer” está en el latín dolescere, dolere (causar dolor), y que ninguna relación guarda con adolescente (proveniente de adolescere, crecer).
Antonio de Nebrija, en la Gramática de la lengua castellana ya clasificaba “adolecer” entre los verbos aumentativos “que significan continuo acrecentamiento de aquello que significan los verbos principales de donde se sacan, como de blanquear, blanquecer; de negrear, negrecer; de doler, adolecer”.
La Academia dice: No debemos confundir “adolecer” con “carecer”, porque no son sinónimos y porque sus significados casi se contraponen en la relación tener-no tener. “Adolecer” funciona por proximidad semántica en la misma dirección de “padecer” y “sufrir”.