‘Rodar cabezas’. Modismo que hace alusión a despidos de los empleos, a las consecuencias que se derivan de situaciones comprometedoras. Ejemplos: “En esta empresa, a partir de enero ‘rodarán cabezas”; “Por esas declaraciones ‘rodaron cabezas”. Muy comunes en la jerga de los mecánicos y conductores, cuando un auto está deteriorado o cuando ha sido reparado (para saber la eficacia del arreglo) son las expresiones: “¡No lo ruede!” o “¡Ruédelo!”.
En el Diccionario de autoridades de 1737 se consigna el significado “haber grande, abundancia de cosas”. Hoy se emplea ‘rodar mucho dinero’ para indicar una gran inversión o, en sentido peyorativo, para indicar sobornos o chantajes a cambio de capital. La lengua coloquial emplea la expresión “Vaya a rodar lejos”, que alterna con “Vaya a morir lejos” para indicar que, abrupta y descortésmente, se quiere dar por terminada una conversación o que trate ese tema con otra persona o en otro lugar.
En el cancionero popular aparecen letras como “Yo he rodado de acá para allá”, de José José, con el sentido consignado en el Diccionario de la lengua española: “Ir de un lado para otro sin fijarse o establecerse en sitio determinado”. Otra es la de una pieza folclórica panameña titulada Ya no me interesas, en la que se dice: “Voy a dejarla que ella ruede”, de Victorio Vergara, con el sentido de ‘dejar ir, dejar correr, dejar hacer’. Y, finalmente, la más conocida, El rey, ranchera en la que se dice: “Una piedra en el camino me enseñó que mi destino era rodar y rodar...”.
En la poesía, Delmira Agustini emplea ‘rodar’ con la magia del lenguaje poético: “Más fría que el marmóreo cadáver de una estatua, / miré rodar espinas, flores y diamantes, como el bagaje espléndido de una quimera fatua”. Con el sentido de ‘andar’, Gabriela Mistral lo emplea cuando dice: “Me lanzaron y, como tengo un fondo de vagabundaje paterno, me eché a rodar y no he parado más”.
La Academia dice: Las palabras se emplean, primordialmente, en su sentido recto (el que indica un significado desprovisto de metáforas y afectaciones por influjo de la creatividad del hablante), pero también con sentidos llenos de imaginación, que se necesitan conocer para comprender el idioma.