Aunque el público panameño conoce a Manuelita Navarro en personajes de harta carga dramática y gestual, como el de Gamzatti en La Bayadera, o interpretaciones que apelan a su lado juguetón, como la Swanilda de Vasily Medvedev en Coppélia, los cubanos no sabían de esa parte sobrecogedora de esa Manu que bautizó Alicia Alonso al momento de invitar en febrero a la primera bailarina del Ballet Nacional de Panamá a bailar con la mítica compañía que dirige a sus 93 años.
El pasado 20 de diciembre, los asistentes a la temporada de seis días de galas que conmemoraron a Alicia Alonso y los 70 años de su debut en Giselle, conocieron esa parte “fuerte” que dice Manu la caracteriza, en el papel antagónico de Myrtha, la reina de las willis.
Con la primera bailarina cubana Amaya Rodríguez en el papel de la noble Giselle, Navarro entró a escena como “una indiscutible reina de willis, un espíritu despiadado capaz de asustar a un ejército en pleno campo”, reseñó el medio cubano en línea cubasi.cu.
“Los saltos de la Navarro ameritan elevados elogios y no solo por la altura, sino por la manera de ejecutarlos, punto clave del virtuosismo”, resaltó el artículo virtual titulado “Ballet cubano asegura larga vida a Giselle”, publicado el sábado 21 a un día de su interpretación.
Teniendo en cuenta los retos técnicos que anticipaba Manuelita en conversaciones, cubasi.cu coincidió y a la vez dictaminó que “visto y comprobado que cuando una primera figura representa el papel de Myrtha, reina de las willis, [esta] le concede un toque de distinción a la obra y al personaje el nivel merecido”.

