El escultor Richard Serra confesó que la obra de Constantin Brancusi (Rumania 1876-París 1957), que se muestra junto a la suya en una exposición en el Guggenheim de Bilbao, le condujo a la escultura a mediados de los años de 1960 cuando aún “no estaba interesado” en esa disciplina.
Del escultor rumano, Serra destaca ahora “la forma en que organizaba los volúmenes en el espacio y su relación con la materia”.
Así lo explicó a la prensa en su visita al Museo Gugghenheim de Bilbao (norte de España), para ver la exposición que confronta la obra de dos de los grandes escultores del siglo XX, a cuya apertura, el pasado 7 de octubre, no pudo acudir el artista californiano por motivos profesionales.
Serra, hijo de un inmigrante español y compañero de andanzas en los años de 1960 de Jasper Johns y Donald Judd, conoció la obra de Brancusi al viajar a París con una beca, cuando cursaba en la Universidad de Yale la licenciatura de Literatura Inglesa.
“Por aquel entonces, la escultura no me interesaba”, admitió Serra, quien no obstante se sintió atraído por la materia y su relación con el espacio y el tiempo tras visitar el estudio de Brancusi, que había sido trasladado al Museo de Arte Moderno de París.
“El estudio me llamó muchísimo la atención y entonces comencé a dibujar, aunque eran cosas que no tenían relación con la escultura”, manifestó el artista estadounidense, galardonado con el premio Príncipe de Asturias de las Artes el año pasado.
Preguntado sobre las influencias del escultor rumano en su obra, Serra reconoció que “tal vez se aprecien más contradicciones que similitudes”.
Serra es conocido por su novedosa obra monumental en acero que parece desafiar la fuerza de la gravedad y las leyes del equilibrio.
