El fútbol brasileño presenta dos características insólitas: está lleno de apodos divertidos y de homónimos prestigiosos.
A continuación, una pequeña selección de los casos más representativos.
La identidad de los jugadores de los campeonatos brasileños no es siempre la que refleja su documento civil. Un simple nombre, un diminutivo o un apodo suelen ser los apelativos más comunes entre los futbolistas.
En el rico ámbito de los animales se puede encontrar, por ejemplo, a Paulo Henrique, mejor conocido como Ganso.
El afilado centrocampista debe su sobrenombre a un tendero de Santos que le vio parecido con este animal.
Su compañero en el Sao Paulo, el delantero Alexandre Pato, le debe sin embargo su apodo al nombre de su ciudad, Pato Branco, y no al animal.
Por su parte, a Eduardo Ratinho (del club Operario) se le llama “ratoncito” porque es pequeño y rápido.
Pero mientras algunos jugadores comparten el mismo nombre o diminutivo (Alex, Juninho etc.), otros tienen que cargar con denominaciones más pesadas en el mundo del fútbol, como es el caso de Diego Maradona (defensor del Horizonte), Patrick Vieira (Palmeiras), Balotelli (Audax Rio), así como los varios Romario que pueden encontrarse.
Capítulo aparte merecen los inclasificables como Alan Kardec (Palmeiras), que comparte apodo con el profesor francés del siglo XIX e impulsor del espiritismo, que también utilizaba este seudónimo, o Allan Delon, imposible de disociar del actor francés Alain Delon.
Además, en el fútbol brasileño también hay lugar para la música con ejemplos como el de Creedence Clearwater Couto, quizás en homenaje a la banda estadounidense.
