Para comunicar virtualmente la frase “me siento feliz” no hace falta escribir esas tres palabras. Basta solo pulsar dos o tres caracteres en el teclado del computador, celular o tableta, que son “:)” o “:-)”.
Ya sea por chat, por correo electrónico o por redes sociales, las caras dibujadas a partir de signos ortográficos –conocidas como emoticonos– son interpretadas por el cerebro de la misma forma que cuando se aprecia una expresión facial que transmite un estado de ánimo.
Una investigación, realizada por científicos de la Universidad Flinders en Adelaida, al sur de Australia, publicada en la revista científica Social Neuroscience, encontró que el cerebro humano reacciona igual ante un rostro que ante un emoticono.
El doctor en psicología Owen Churches, investigador del laboratorio de Cognición y Cerebro de la Escuela de Psicología de dicha universidad, lideró dicha investigación para la cual utilizó una muestra de 20 jóvenes. De estos, analizó la reacción de sus cerebros mientras apreciaban fotografías de rostros, textos, letras, paisajes y emoticonos. En ellos se halló que el cerebro, al estar acostumbrado a estos dibujos, responde a los emoticonos como si se tratara de una expresión facial.
El estudio encontró que la persona, al observar un emoticono, registraba en su cerebro una mayor amplitud y latencia del componente “N170”, el cual aparece tras 170 milisegundos del momento del estímulo.
La investigación reflejó que la corteza occipito-temporal reaccionaba de la misma manera que lo hace ante caras humanas que cuando observa el emoticono “:-)” con el paréntesis a la izquierda, pero no generaba la misma reacción en el cerebro cuando el emoticono era al revés, es decir, “(-:”.
La doctora en neurociencias Silvia Velarde, con especialización en electroencefalografía, explica que los emoticonos son símbolos que se procesan a nivel del hemicerebro derecho. “La mayoría de ellos son usados para representar expresiones faciales y situaciones de la vida diaria, por lo tanto, se mueven en la esfera de la comunicación no verbal, y se analizan en el cerebro de forma general o global.
La comunicación verbal (hablada, leída y escrita) se procesa predominantemente en el hemicerebro izquierdo, y se analiza de forma secuencial y específica, afirma la doctora Velarde. “La comunicación digital juega el papel de combinar la comunicación verbal y no verbal de una manera utilitaria para sus usuarios”.
En palabras de la doctora en neurociencias, el cerebro reconoce los emoticonos como lo haría con una expresión facial porque “al ver los caracteres :-) el cerebro hace un reconocimiento global (cerebro derecho) y lo interpreta como un todo (símbolo humanoide) y en las regiones occipito-temporales y en la amígdala se da el reconocimiento de un rostro de forma instantánea. Al invertir los caracteres (-: el cerebro los interpreta de forma individual y no integra un rostro de forma rápida”.
El escritor y docente Ariel Barría, que imparte cátedras de semiótica, explica que los emoticonos son signos y, al funcionar como tales, reemplazan o se colocan en el lugar de lo que representan.
“Las ´caritas felices´ colocan en el pensamiento receptor la misma emoción que el gesto representaría en el rostro humano. En otras palabras, dejan de ser ´caritas felices´ para convertirse en un mensaje: ´estoy contento´, ´me agrada´, ´estoy feliz´, ´sonrío”.
