Por sus dotes de resistencia, el árbol de caracucha de flor con cinco pétalos se ha adaptado a las zonas más secas del país.
“Tolera bien el salitre, el viento y la sequía. Se le puede hallar creciendo felizmente en la costa rocosa de Azuero”, dice la estudiosa Marianne Akers sobre la planta Plumeria rubra - coloquialmente conocida como caracucha- que provee las flores más representativas de la Semana Santa.
La amenaza para la vistosa especie ornamental es la tala, puesto que incluso cuando las orugas glotonas (Pseudosphinx tetrio) devoran todas sus hojas verdes, esta supervive. “Florece todo el año con o sin hojas”, apunta Akers, especialista en plantas nativas.
A pesar de ser una especie originaria, la caracucha no crece en el interior ni en los bordes de las áreas selváticas aledañas a la urbe de Panamá, aclara el biólogo Jorge Ventocilla en su libro Animales y plantas de la ciudad de Panamá, una guía de 80 especies.
El árbol de caracucha también es llamado “árbol de leche”, debido a la abundancia de sustancia látex que emana cuando es desprendida una de las partes de su tallo. Por esta característica recibe también el nombre de frangipani, del francés frangipanier o leche coagulada.
Ventocilla señala que el cultivo reiterado de la especie ha dado por resultado su cambio de color. Originalmente su flor era blanca y ahora se ve en tonos rosados y amarillos. En el Parque Nacional Soberanía se ha avistado, incluso, una “rara especie” de caracucha, la Allomarkgrafia plumeriiflora, detalla el biólogo.
La especie Plumeria rubra -empleada en la actualidad por feligreses para honrar los actos religiosos en torno a la Semana Santa- fue descubierta en el Caribe en 1646 por el misionero botánico francés Charles Plumier, de quien heredó el nombre genérico Plumeria.

