En Grecia, los antiguos filósofos tuvieron su edad de oro. Ahora es el turno de los caricaturistas de los periódicos. La crisis económica global que amenaza con extenderse al resto de Europa y el mundo ofrece una oportunidad singular para los satíricos con talento para la imagen mordaz.
Los caricaturistas han representado a la economía griega como el Titanic, ese símbolo eterno del desastre; a los líderes griegos como bufones protegidos de las muchedumbres por policías robot con máscaras antigás y porras; y los griegos ordinarios como limosneros a la merced de gatos gordos con sombreros de copa.
“Los tiempos malos son buenos para los caricaturistas”, dice María Tzaboura, una caricaturista del diario griego Proto Thema que considera el humor una forma de protesta y el minimalismo como guía para sus dibujos sencillos de víctimas de las circunstancias.
La crisis económica en Grecia afecta a casi todo el mundo, consumiendo entre ellos a comentaristas y caricaturistas, que expresan la confusión y la furia de la nación por los recortes de salarios, servicios sociales y altos impuestos.
