La paleta de Carlos Cruz-Diez impregnó de colores los cruces peatonales frente al parque Omar y los transeúntes reaccionaban con reticencia: ¿Pasar por encima de la pintura cromática? ¿Rodearla quizá? o, mejor, solo contemplarla. En aquellas semanas muchos caminaron por primera vez sobre el derroche de tonalidades del artista venezolano, una de las máximas figuras del arte cinético.
Ocurrió en marzo de 2013 y Panamá se sumó entonces a ciudades de Brasil, Colombia, México, Francia, Reino Unido y Estados Unidos, donde la propuesta de Cruz-Diez salió de los espacios convencionales e irrumpió en la vía pública con intervenciones efímeras. Un movimiento urbano que empezó en 1975 en Venezuela. Porque el arte no solo debe lucir colgado en una sala elegante de un museo o en la casa de algún coleccionista, sostenía.
Taller Articruz
En adelante, el maestro del color estrechó su relación con Panamá. Otras obras suyas se plantaron en las cercanías del público, como la cerca perimetral del Instituto Smithsonian en Ancón; en Las Mañanitas funciona Articruz, un atelier donde artistas panameños y de todo el mundo se dedican a la producción de obras de arte contemporáneo; y en junio pasado el Museo de Arte Contemporáneo (MAC Panamá) abrió una exposición sin precedentes en la región, titulada “Cruz-Diez: El color haciéndose”, que abarca 60 años del estudio y trabajo de Cruz-Diez, plasmados en 39 obras e instalaciones que se mantendrán disponibles hasta el 18 de agosto. “Cada una de las obras permite al visitante experimentar el color apareciendo y desapareciendo delante de sus ojos, modificándose en la realidad efímera del instante y en el soporte inmaterial del espacio. Es el color real, es el color luz, es el color haciéndose”, explicaron los curadores en la víspera.
El MAC Panamá acogerá el 1 de agosto un homenaje al artista con la proyección de la película Cruz-Diez: la vida en color, de Óscar Lucien, y un posterior conversatorio con Joel Bracho, de Articruz. La cita es a las 7:00 p.m.

Trayectoria
Carlos Cruz-Diez nació el 17 de agosto de 1923 en Caracas, Venezuela, y en más de 70 años por los derroteros del arte abarcó 8 investigaciones sobre la autonomía del color; realizó unas 100 intervenciones en espacios públicos y sus obras forman parte de las colecciones permanentes de casas de la cultura como el Museum of Modern Art (MoMA), Tate Modern, Centre Pompidou o Museum of Fine Arts, detalla un comunicado de sus familiares.
También fundó tres talleres de arte (Venezuela, Francia y Panamá), la Cruz-Diez Art Foundation en Estados Unidos y entre sus reconocimientos se destaca la legión de honor del Gobierno de Francia, donde vivía hace décadas.
“Cruz-Diez logró demostrar que el color, en interacción con el observador, se convierte en una realidad autónoma, que existe sin ayuda de la forma o necesidad de un soporte”, resume la nota difundida poco después del deceso del artista el pasado 27 de julio en París, Francia.
Tenía 95 años y se mantenía activo e involucrado. “Hace todos los dibujos, decide los colores exactos y siempre supervisa”, afirmaban sus hijos.
Los actos de despedida, añade el comunicado, se realizarán de forma íntima.

