Hay puntos en común entre Segunda persona (2010) y Letras minúsculas (2017), opina su autora, la panameña Isabel Burgos: “ambos son libros de cuentos cortos y siguen una línea de tono particular”.
Los cuentos de Segunda persona fueron divididos en la primera edición por su editor, Carlos Wynter, en tres áreas: cuentos sobre la ciudad y lo panameño, relatos mágicos y misterios sacros.
“En esta segunda edición, están ordenados de otra forma, sin divisiones y, sorprendentemente, también funciona bien”, explica Burgos, quien también es actriz y directora de teatro.
Otro elemento que hace familia a Segunda persona y Letras minúsculas “es la ironía, el tono juguetón, que a veces puede ser inocente y a veces rayar en lo sarcástico”.
“Para mí, el humor es la mejor forma de decir las cosas dolorosas. Detrás de cada risa hay una gran tristeza, una gran tragedia. Los griegos los sabían, ¿no?”, agrega quien en 2014 ganó el Premio Literario Ricardo Miró, sección teatro, por su obra Tránsito.
El otro aspecto que une las historias de ambas obras que se presentarán mañana domingo, a las 11:00 a.m., en la Feria Internacional del Libro, “es que son cortos. Ninguno pasa de cuatro páginas, y la mayoría son de pocas líneas”.
Su visión personal del cuento “gravita entre la tradicional visión aristotélica de la historia y una ‘polaroid’. La microficción no siempre da espacio a planteamiento, nudo y desenlace. En ocasiones, algunas de estas etapas, tienen que ocurrir en la mente del lector. Es el caso de muchos cuentos de Letras minúsculas”.
La microficción es lo suyo. “Fui muchos años redactora publicitaria, y como en publicidad el tiempo cuesta y hay que decir las cosas con la menor cantidad de palabras posibles, aprendí a eliminar todo lo que no fuera necesario. Así que el género que más me acomoda es el cuento corto”.
