Ricardo Darín, última Concha de Plata a la mejor interpretación masculina del Festival de San Sebastián, ex aequo con Javier Cámara, por sus trabajos en Truman, se muere de risa al confesar que dio por buena la expresión “candy candy” para explicar los momentos de máxima sensibilidad del rodaje de la cinta.
“La culpa la tiene Javier Cámara, fue él quien me contó lo de los momentos candy candy y yo, como un pelotudo, lo repetí en diversas entrevistas donde me preguntaban por los momentos difíciles del rodaje”, se excusa el actor.
El rodaje de Truman, una película en la que Darín interpreta a un hombre que va a morir prematuramente, mientras Cámara es su viejo amigo capaz de cualquier cosa por ayudarle a hacerlo con dignidad, estuvo cargado de emociones que los actores necesitaban “contener”, apunta Darín.
“Cámara me dijo que esos momentos en los que las lágrimas se tragan eran candy candy: esto, por unos perversos dibujos animados japoneses a los que siempre dibujaban con lagrimitas chiquitas en los ojos que chispeaban, pero no acababan de caer”, se ríe el actor, al que le sale la retranca típica de los argentinos.
Y sigue la broma cuando una periodista de Buenos Aires se disculpa avergonzada por preguntarle por su “Concha” de Plata, una palabra que en Argentina se usa para nombrar el órgano genital femenino.
“Vergüenza es robar”, zanja, muy serio, el protagonista de El secreto de sus ojos, galardonada con el Óscar a la mejor película de habla no inglesa en 2009.
