Bud Spencer no paseó con glamur por la gran pantalla, sino que conquistó al público a puñetazos. Medía 2 metros de altura y pesaba más de 140 kilos y junto con Terrence Hill protagonizaron las escenas más felices de la producción cinematográfica italiana consagrándose como la pareja inolvidable del spaghetti western, que resolvía cualquier problema moral dando puños con gracia a diestro y siniestro.
Para algunos fueron como la pareja de “el gordo y el flaco” modernos.
Su nombre real era Carlo Pedersoli y murió este lunes en un hospital de Roma a los 86 años. Antes incluso de convertirse en una estrella de Hollywood, tuvo una vida de cine.
Nació en Nápoles en 1929 en una familia acomodada. Su padre era un hombre de negocios y se mudó por trabajo en 1947 con toda la familia a Río de Janeiro. En la ciudad brasileña se desempeñó con garbo como obrero, en la construcción de la carretera panamericana, como secretario de la embajada italiana y hasta bibliotecario.
Dos años después regresó a Roma y estudió Derecho. Antes había dejado a mitad la carrera universitaria de Química. Fue 7 veces campeón de natación, ostentando el récord de primer italiano en recorrer 100 metros en menos de 1 minuto. Participó en los Juegos Olímpicos de Helsinki en 1952, de Melbourne 1956, y de Roma 1960, jugando con la selección italiana de waterpolo.
Gracias a su físico musculoso, Bud Spencer consiguió aparecer como extra en Quo Vadis? (1951) y terminar en el rodaje de Aníbal (1959), donde conoció a su pareja inseparable en la gran pantalla, Mario Girotti, más conocido como Terence Hill.
Cuando decidió elegir su nombre artístico se puso Bud en honor a la cerveza Budweiser y Spencer por la admiración que sentía por Spencer Tracy.
Siempre fue el hombre fornido y bonachón, de físico hercúleo, que inspiraba en espectadores ternura y agresividad a la par.
Películas como Los cuatro truhanes (1968), Dios perdona… yo no (1967), Le llamaban Trinidad (1970) o Le seguían llamando Trinidad (1972), consagraron a la pareja cómica de italianos que convirtieron el género de las violentas películas de Oeste en el spaghetti western que tuvo sus años de apogeo en 1960 y 1970.
“En Italia, Terence Hill y yo simplemente no existimos –se lamentaba en los últimos años- a pesar de nuestra gran popularidad entre los más jóvenes nunca nos han dado un premio y ni siquiera nos llaman para participar en los festivales”.
Bud Spencer era amado por el gran público, pero él odiaba el mundo esnob y superficial. Su película favorita coprotagonizada con Terence Hill era ¡Más fuerte, muchachos! (1972). “Interpretábamos a dos pilotos de avión. Después de aquella experiencia decidí sacarme el carné para volar. Fundé hasta una compañía aérea, Mistral Air, pero duró poco”. Para Spencer el éxito de sus películas era siempre debido a los golpes que atestaban a los que les provocaban, pero siempre defendió que la violencia que él ejecutaba era cómica. “¿Quién de nosotros no tiene alguien, en el trabajo o en la vida privada a quien le gustaría golpear? Todos. En estas películas lo hago y la gente se siente identificada”, señalaba Spencer.
“Terence Hill sí que es actor, porque él estudió, incluso había trabajado antes de conocerme en, por ejemplo, El Gatopardo. Ese es el motivo por el que nunca hemos discutido, pese a que todas las parejas del cine lo hacen. Él actuaba; yo simplemente curraba. Rodaba tres películas al año tratando de aprender siempre algo de cada una”, decía de su fiel compañero.





