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ENSAYO

Entender a Panamá a través del voto

Entender a Panamá a través del voto
Entender a Panamá a través del voto

Era 2012, tal vez, 2013, y Harry Brown caminaba por las calles de la ciudad de México con el sociólogo Willibald Sonnleitner. Su colega empezó a contarle que estaba preparando una publicación regional en la que invitaba a investigadores de varios países de América Latina a reflexionar sobre una pregunta aparentemente inofensiva: ¿para qué sirve el voto?

Harry Brown. sociólogo y politólogo, regresó al país con la tarea de trabajar el capítulo panameño.

Dio vueltas, pensaba, analizaba, sobre cómo responder a la interrogante. Revisó las estadísticas electorales, y no le dijeron nada distinto a lo que ya se había dicho. Hasta que se dio cuenta de que la pregunta tenía más sentido si en lugar de formularla sobre la base de para qué sirve el voto, se ahondara sobre ¿a quién le sirve el voto?

Y así fue como empezó a tomar forma El vencedor no aparece en la papeleta, libro que presentará hoy a las 6 de la tarde, en el salón Trenzado de Atlapa, donde ocurre la Feria Internacional del Libro de Panamá (FIL).

La obra es un relato de la política panameña. Penetra en las causas que producen las fracturas que hay en las sociedades, y como a partir de esas fisuras, las personas o los actores políticos utilizan el voto para promover sus proyectos.

Entender a Panamá a través del voto
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Transitismo

“Al inicio pensé que haría ese análisis desde 1990. Desde la transición a la democracia. Entonces, me di cuenta de que la pregunta y el marco teórico que había elegido utilizar era tan potente que me servía para aplicarlo desde inicios de la República. Todo comenzó a encajar y la respuesta fue que realmente la utilidad del voto tenía que ver con algo que en el libro llamó el consenso transitista”, asegura.

El transitismo, dice el politólogo, no es nuevo. Alfredo Castillero Calvo, añade, en 1973, ya usaba el término.

En palabras sencillas, es un modelo socioeconómico que aprovecha la posición geográfica del país y que dice que todo ese ordenamiento está hecho en función de la supuesta vocación de tránsito que tiene el país.

“Lo que dice Alfredo Castillero es que desde antes de 1821 había una élite comercial que ha tenido vocación hegemónica que a su vez ha convencido al resto del país que sus intereses comerciales son los intereses del resto del país”, cuenta Brown.

Ese modelo, de acuerdo a Brown, se puso en marcha desde la primera votación que hubo en el país. El 27 de diciembre de 1903, cuando se escogieron a los constituyentes para hacer la primera Constitución. “Los 32 constituyentes realmente se los repartieron entre los partidos conservador y liberal. No hubo votación. Es la primera expresión de ese consenso”, narra.

También sustenta su investigación con el hecho de que el voto no era importante en esa primera etapa del país, si se toma en cuenta lo que pasó en las 26 elecciones legislativas, presidenciales y generales que se dieron hasta 1968: 14 fueron fraudulentas, cinco se realizaron en un marco autoritario, una fue anulada y 14 fueron intervenidas policial o diplomáticamente. “El voto no era respetado”, dice.

A partir de 1968, dice Brown, se da un consenso transitista autoritario. Lo explica de esta manera: “A las élites que habían llegado a un punto de indisciplina muy fuerte se les disciplina autoritariamente para poder instaurar ese modelo hegemónico, social económico y político del transitismo”.

La democracia

El libro también documenta lo que ocurrió en Panamá con la llegada de la democracia a partir de 1990. Nació otra etapa con el Pacto de Bambito. Brown sustenta que ese es el momento en que se reconstruye la comunidad política panameña. En ese consenso participaron 13 personas, entre ellos representantes de todos los partidos. “Lo interesante de Bambito es que incluyeron a la sociedad civil, estuvieron, por ejemplo, los sindicalistas”, recuerda.

En Bambito se logran acuerdos que tenían que ver con cuál iba a ser el papel del Estado. “Dijeron que el Estado panameño iba a ser un instrumento para el ejercicio de la libertad. Dijeron también que la educación y la salud era importante pero para la creación de oportunidades, no como reconocimiento de derechos. Y que la justicia sería el garante de una vigorosa actividad para generar empleo y riqueza”.

Este es el retrato del Panamá que aparece en el libro: Panamá es un país económicamente neoliberal, culturalmente conservador y políticamente clientelar. “Ese es Panamá. Eso es lo que está sustentado allí”, dice.

La editorial

El libro se imprimió en Costa Rica. Es la primera obra que edita Editorial Descarriada, que dirige el periodista Víctor Mojica.

El diseño de la portada es de la artista Pilar Moreno.

“Cuando Víctor me trajo esa portada de la obra de Pilar Moreno, yo de una vez dije: esto es. No porque trate directamente por el tema del libro, sino porque da la posibilidad de interpretación”.

El autor tiene varios análisis, uno de ellos es este: “es evidente que quienes están en la portada del libro son los perdedores”.

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