Jennifer López hizo entrega ayer en el Hospital del Niño del equipo de telemedicina pediátrica, para poner en marcha un programa de intercambio de información médica entre siete centros hospitalarios del país y el Hospital del Niño de Los Ángeles, Estados Unidos, pero su presencia era el foco de atención del acto.
¿Vino con sus hijos? ¿Cuántas preguntas va a responder? ¿A dónde va a ir mañana miércoles si el concierto es el jueves? Eso y más se preguntaban quienes pasaron el filtro de seguridad hasta el auditorio del lugar.
JLo fue la última en ser llamada para terminar el protocolo del anuncio de la donación y, con mucha dificultad, habló en español de los beneficios del programa de telemedicina coordinado por la Fundación Familia López y que conectará a siete centros médicos locales con el Hospital del Niño de Los Ángeles, Estados Unidos.
Jennifer dijo: “Como madre, mis hijos son las cosas más importante para mí, y tener esta fundación, que ofrece asistencia médica a las familias y su hijos, es una bendición (...) Tenemos la oportunidad de ofrecer asistencia sanitaria y educación para la salud de miles de personas dentro del alcance del programa. Estamos aquí para elevar la salud de los niños y ofrecer educación médica a los doctores y enfermeros”.
Y nada más. La cantante no contempló contestar ninguna interrogante y se marchó para hacer la primera teleconferencia con los especialistas estadounidenses a través de los equipos donados.
