El ingeniero Leonard Kleinrock, artífice de la primera conexión de datos entre ordenadores remotos en la que se basa internet, fue galardonado ayer con el premio Fundación BBVA Fronteras del Conocimiento en la categoría Tecnologías de la información y la comunicación.
Según el acta del jurado, el ingeniero estadounidense, doctor del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT) y discípulo del “padre” de la teoría de la información, Claude Shannon, fue premiado en la séptima edición del galardón por su aportación “fundamental a la teoría y al desarrollo práctico de internet”.
En octubre de 1969, dentro del proyecto ARPAnet financiado por el Departamento de Defensa de Estados Unidos, funcionó por primera vez el llamado “primer tramo” de lo que hoy se conoce como internet, al lograrse establecer la comunicación entre sí de dos ordenadores situados a varios kilómetros de distancia.
El entonces responsable de aquella exitosa operación fue precisamente Kleinrock, quien fue elegido para dirigir el desafío por sus trabajos teóricos considerados “esenciales” para hacerla posible.
Como responsable del desarrollo de la llamada teoría de colas aplicada a la conmutación de paquetes de datos, Kleinrock logró que se aprovechara todo el potencial de las conexiones entre ordenadores para optimizar la transmisión de la información.
La idea de este catedrático distinguido de la Universidad de California en Los Ángeles (UCLA) de fragmentar los mensajes y usar todos los canales disponibles para enviar los paquetes de datos resultantes, ha sido “la fórmula más eficiente” de ordenar el tráfico de información en internet, según el jurado.
Fiel buscador de un camino propio en el mundo de la informática, este ingeniero, con casi una veintena de patentes, más de 250 artículos y seis libros, centró sus trabajos en la búsqueda de soluciones al hasta entonces problema de comunicación que lastraban los ordenadores, con el fin de conseguir que hablaran entre sí.
La teoría de colas aplicada por Kleinrock a la transmisión de datos en internet ha sido luego trasladada a multitud de ámbitos de actividad, para reducir costes y tiempos de espera en servicios como el control del tráfico, la logística, la fabricación o el transporte.
Anteriormente, la llamada conmutación de circuitos, es decir la conexión entre los distintos puntos o nodos en telefonía, se hacía por un sistema de comunicación fija.
“Funcionaba como una carretera por donde solo podía circular un vehículo”, explicó en el acto de presentación del galardonado el secretario del jurado y director del Instituto de Investigación en Inteligencia Artificial del CSIC, Ramón López de Mántaras.
Posteriormente, mediante conexión telefónica directa con Kleinrock, en Estados Unidos, desde la propia sede de la Fundación BBVA, el ingeniero, muy emocionado por el premio, evocó aquellos primeros años de internet, con gente de buenas intenciones volcada en la idea de compartir libremente información.
Lamentablemente ese concepto de altruismo fue cambiando; desde hace entorno a un par de décadas, un “lado oscuro” emana de internet, con casos cada vez más frecuentes de pornografía, pedofilia y fraudes cibernéticos.
Internet “ya no es un niño”, aunque todavía está en fase de desarrollo, en una especie de “adolescencia” con “errores” que corregir, advirtió.
Añadió que, de haber sabido de antemano, en sus orígenes, que la red terminaría evolucionando con ese “lado oscuro”, sus artífices habrían implantado entonces sistemas de protección más seguros.

