Theodore corrige la ortografía y gramática de sus cartas, revisa correos, se entera de las noticias que le interesan y escoge canciones melancólicas sin oprimir botón de ningún aparato. Lo hace hablando amenamente con un software que se encarga de todo. Es el futuro, según la película Her, de una tendencia tecnológica que hoy se apoya en los asistentes de voz que desarrollan gigantes, medianas y pequeñas empresas innovadoras.
Alexa, de Amazon; Siri, de Apple; o Google Assistant, de Google, lanzados al mercado latino en meses recientes, son las alternativas más notables en la competencia o “guerra” de asistentes de voz. Cortana, de Microsoft; Bixby, de Samsung; o Hidi, de HTC, son otros casos.
Hoy es posible pedirle al teléfono tareas sencillas como programar una cita, buscar un contenido en una aplicación o hacer una llamada, y otras más sofisticadas como solicitar información para programar un viaje o traducir palabras tomando una foto, describe Tatiana Márquez, encargada de comunicaciones y asuntos públicos de Google para Colombia y Centroamérica.
El reciente avance de los asistentes de voz, prosigue Márquez, va de la mano con otra rama tecnológica, la de la inteligencia artificial, y el resultado es el aprendizaje automático o machine learning que permite a las máquinas aprender a “entender” mejor la mente humana en aras de facilitar tareas del día a día del usuario, empleando mayormente la voz y fomentando una interacción más natural entre el sistema y la persona.
La idea de incorporar aparatos tecnológicos como mayordomos de los usuarios viene de antes de la masificación de los celulares “inteligentes”, y hasta hace poco no había resultado por no ser tan eficaces como prometían, destaca el ingeniero en sistemas Rafael Pinzón, quien explica: Antes los asistentes de voz tenían un margen de error alto (25%) al recibir las órdenes, y ahora lo han reducido (5%). Es factor clave del boom que experimentan estas herramientas.
En Estados Unidos, por ejemplo, 20% de las consultas a aparatos móviles se hace por medio de voz, resalta Márquez, un porcentaje que apunta a un constante aumento. Es, resume, el camino que seguirá la innovación tecnológica.

