“Ya habrá el tiempo”. Así detenía Alicia Mon Chambers a su madre cuando conversaban sobre publicar las historias y versos que atesoraba en un cajón.
Alicia soñaba con ser escritora y por eso hizo del periodismo su profesión, explica ahora su mamá Geneva Chambers, luego de que un tumor cerebral le quitara la vida a su única hija a los 26 años, mas no sus ideales.
“Le gustaba las artes y sus diversas disciplinas, desde el ballet, el teatro, la música y el cine; incluso aprendió a tocar violín. Desde los 15 años andaba con una máquina de escribir a donde fuera. El golpeteo a las teclas era como música para sus oídos”, relata su madre.
Ahora, parte de los textos de Alicia serán compartidos en el libro Mis huellas, 20 poemas póstumos.
En el libro hay un poema dedicado a usted [Tan solo gracias]. ¿Lo había conocido?
No. Ese lo descubrí ahora. Es su forma de agradecerme después de haberse ido, como lo dice el título. También había uno para su abuela, sin revelar.
Alicia dedica un poemas a las mujeres. ¿Qué deseaba ella para las de su género?
El poema Mujeres tontas era dedicado a las damas superficiales. En una ocasión los leyó en medio de una reunión, porque según ella había algunas por ahí. El asunto no cayó muy bien, pero a ella no le importó. Ella pensaba que una mujer debía ser primero inteligente y culta, lo demás se podía arreglar.
¿Esta será la obra insignia de Alicia o aún hay más?
Para mí es triste tener sus trabajos engavetados. Por ejemplo, hemos dejado 20 poemas por fuera de esta primera impresión. Publicarlos ahora tiene un valor por el tiempo. Los fondos que recojamos con las ventas serán destinados a la fundación –en proceso de formación– creada en su honor. ¡Claro! Hay material para más de una obra.
