Entre los numerosos fanes entristecidos por la muerte del cantautor y poeta canadiense Leonard Cohen, están los habitantes de la pequeña isla griega de Hydra, que ocupaba un lugar especial en el corazón del músico.
“Era su refugio”, recuerda Stavros Duskos, dueño de la taberna Xeri Elia, situada en el centro de la mayor ciudad de Hydra. “Tenemos buen vino, y le gustaba tocar la guitarra aquí”.
Cohen compró una casa en Hydra, a menos de dos horas de hidroplano de Atenas, a principio de la década de 1970, cuando la isla atraía a los artistas bohemios.
“Escribía novelas, componía poemarios”, recordaba el artista en una entrevista que la BBC grabó en 1988 en su casa, situada en lo alto de la isla. Para él fue “el laboratorio de su juventud”.
Ahí, en un plazo de siete años, escribió su controvertido poemario Flowers for Hitler, su primera novela El juego favorito, y Hermosos perdedores, un libro que aborda la religión y la sexualidad y que le valió comparaciones con James Joyce.
En cuanto a la canción Bird on a Wire (el pájaro en el cable), le fue inspirada por el cable eléctrico que pasaba por debajo de su ventana.
También fue en Hydra donde conoció a su musa noruega, Marianne Ihlen, a quien dedicó la balada So Long Marianne.
“Llegué ahí. Alguien hablaba inglés y alquilé una casa por 14 dólares al mes”, explicó a la BBC. Luego “conocí a una chica y me quedé ocho o 10 años... Las cosas eran así en aquella época”.
Justo antes de la muerte de Marianne, en julio, Cohen le escribió: “Creo que te seguiré muy pronto”.
Hacía años que el artista no viajaba a Hydra porque le resultaba difícil escalar los numerosos peldaños hasta su casa, en esta escarpada isla totalmente peatonal.
La Alcaldía anunció que la calle de su casa tendrá su nombre.

