Al momento que usted lee esta nota, la inocencia de miles de niñas alrededor del globo se está viendo interrumpida por el embarazo precoz.
Un promedio de 16 millones de adolescentes entre 15 y 19 años dan a luz anualmente, una realidad que azota a todas las regiones, y muy especialmente a la nuestra.
América Latina y el Caribe es la región del mundo con la mayor concentración de nacimientos en adolescentes.
Cerca del 16.5% del total de nacimientos que ocurrieron entre 2010 y 2015 en América Latina y el Caribe corresponde a adolescentes con edades comprendidas entre 15 y 19 años, de acuerdo con el “Informe de Equidad en Salud 2016, una Promesa Renovada”, documento publicado por Unicef y Tulane University en julio pasado.
Le siguió África en un segundo lugar, con el 14.1% de nacimientos.
De 32 países de la región que incluye el informe, Guyana es el que registró la mayor cantidad de embarazos adolescentes con un 27%. Mientras que Panamá compartió la sexta posición (17%) con Ecuador y Guatemala. Trinidad y Tobago fue el que tuvo la menor cifra de nacimientos ocurridos en jóvenes (8%). (Ver tabla en la 2B).
Por el embarazo precoz, Panamá está perdiendo el 17% de la capacidad productiva y de desarrollo de sus mujeres jóvenes, afirma en entrevista a La Prensa la ingeniera peruana Milka Dinev, asesora regional del Foro Latinoamericano y del Caribe de la Coalición para el Aseguramiento de Insumos de Salud Reproductiva, la red más grande de organizaciones dedicadas a la salud sexual y reproductiva.
La semana pasada Dinev expuso sobre este tema en el XIV Seminario Latinoamericano de Periodismo en Ciencia y Salud, celebrado en Harvard Faculty Club, en Boston (Massachusetss, Estados Unidos).
SITUACIÓN
En Panamá, 6 mil 930 casos de embarazos adolescentes (con edades entre 10 y 19 años) se han registrado desde enero hasta septiembre de 2016 —a razón de 26 jóvenes encinta por día—, según datos preliminares del informe “Proporción de adolescentes embarazadas”, del Departamento de Registros y Estadística del Ministerio de Salud.
El informe de 2015 documentó, también preliminarmente, que el año pasado se registraron 10 mil 976 casos de nacimientos en jóvenes con las mismas edades.
Estas cifras no incluyen reportes de la Caja de Seguro Social ni de las clínicas privadas.
De acuerdo con Dinev, la mayoría de las niñas y adolescentes embarazadas pierden “oportunidades de seguir una educación superior”, así como de “conseguir un trabajo con mejor remuneración” porque carecen de la educación adecuada.
Además, los hijos de estas chicas “crecen en un ambiente más precario porque la madre no tiene los recursos para mantenerlos de la manera más apropiada”.
Con el embarazo precoz se perpetua el ciclo vicioso de embarazo temprano y la falta de acceso a recursos y a educación, lo que conlleva a tener una calidad de vida inferior al promedio y a la pobreza, recalca.
Es por esto que, para Dinev, un reto pendiente para garantizar los derechos sexuales y reproductivos y disminuir la tasa de embarazo precoz en la región es el fortalecimiento de una “educación sexual integral con cobertura nacional”.
En Panamá, el proyecto de ley 61 sobre educación sexual —por el cual se adoptan políticas públicas de educación integral, atención y promoción de la salud— se encuentra en espera de primer debate en la Asamblea Nacional, luego de que fuera devuelto del segundo debate en agosto pasado.