Series corrosivas como Los Simpons y South Park no tendrían hoy cabida en la televisión estadounidense sin programas pioneros en el uso correcto del humor negro como Los Locos Addams (1964-1966).
Mientras que la Fox o la Metro gastaban millones de dólares en rodar grandes producciones, la ABC triunfó entre la audiencia y solo requirió gastar un puñado de miles de dólares en cada uno de los 64 episodios de Los Locos Addams.
A medio camino entre el cine underground, la Serie B y el expresionismo alemán, Los Locos Addams utilizó personajes clásicos del terror fílmico (que hicieran famosos Boris Karloff y Ben Lugosi, entre otros actores) y los llevó por los derroteros de la comedia satírica para criticar el aburrido estilo de vida de la ascendente clase media de Estados Unidos.
Cada uno de sus capítulos, inspirados en las ácidas tiras cómicas de Charles Addams, se burlaban de las conservadoras y rutinarias familias estadounidenses de las metrópolis.
En 2010 Homero, Morticia y demás miembros de los Addams pasaron a los escenarios por primera vez en un musical en la Unión Americana, que ahora se presenta en el teatro En Círculo hasta el 7 de diciembre, una propuesta que si bien le baja el volumen al sentido de comedia dramática sombría de la serie y de los dibujos aparecidos en el periódico The New Yorker, sí mantiene su deseo de mofarse de los convencionalismos sociales de la mano de un clan peculiar y extraño, pero siempre unido y original.

