James Garner, quien falleció el sábado a los 86 años en la ciudad de Los Ángeles, supo mantenerse activo en una industria del entretenimiento que crea estrellas para después destruirlas o tirarlas al olvido, que más o menos es lo mismo.
James Baumgardner, su verdadero nombre, logró tener un espacio dentro de la televisión y del cine.
Su momento de esplendor fue entre finales de la década de 1950 y de 1960, cuando unió las películas de vaqueros con las cintas de acción y de romance.
Los años de 1970 lo llevaron a papeles sin mucha relevancia, quizás porque el cine independiente de entonces no lo convocó lo suficiente, aunque logró retornar en 1980 con su lado más cómico y divertido.
Garner nació en Norman (Oklahoma) el 7 de abril de 1928. A los 16 años decidió que su pueblo le era chico, dejó los estudios secundarios, hizo maletas y marchó rumbo a Hollywood.
La llamada Meca del cine no reparó demasiado en el muchacho, por lo que el joven optó por ser modelo.
Más tarde, sintió el llamado del deber y se enroló en la Marina Mercante. Vio acción en la guerra de Corea durante 14 meses en la que fue condecorado por su valor y entrega.
Cuando la lucha armada no estaba entre sus planes, regresó a los salones de clase, aunque a recibir un aprendizaje distinto, ya que se inscribió en arte dramático en la Berghof School de Nueva York.
