La estética objetiva y serena de Domon Ken, totalmente desconocido fuera de Japón, pero considerado como la figura más importante de la historia de la fotografía en su país, se exhibe por primera vez fuera de las fronteras de la isla.
Roma, Italia, acoge una retrospectiva fotográfica que recoge cinco décadas de la historia de Japón, incluido el capítulo más horrendo de su pasado: la bomba atómica en Hiroshima.
150 fotografías realizadas entre 1920 y 1970 que evidencian el recorrido personal del fotógrafo japonés a través de lo que él mismo denominó como “realismo social”, desde el periodo prebélico hasta el final de la II Guerra Mundial.
En los inicios, Ken comienza con una fotografía de tipo foto-periodístico, dedicada a la propaganda antes de la guerra, y después trasforma su mirada al realismo expresando sin filtros la verdad y la realidad.
La serie dedicada a la situación de miseria de los niños en las zonas de minas en el sur de Japón es también muy significativa.
“Usa esa misma mirada realista cuando afronta temas sociales, cuando tiene delante personas famosas, o cuando debe fotografiar un templo budista”, detalla la profesora de historia del arte de Asia Oriental en la Universidad de los Estudios de Milán, Rossella Menegazzo.
“Su encuadre es frontal y potente. Encuadra al sujeto sin filtros. Se acerca mucho a los sujetos que va a fotografiar y rompe ese protocolo de las distancias en la sociedad japonesa”, añade.
Domon Ken fotografió de esta manera directa a los supervivientes de Hiroshima, los que decidieron quedarse en la ciudad bombardeada, dotándoles de dignidad aun cuando lo habían perdido todo.
Los expertos consideran al fotógrafo como el Henri Cartier-Bresson japonés.
Para él, la calidad de la foto radica en la directa conexión entre la cámara y el sujeto. En este sentido, su objeto era captar la vida cotidiana. “Estoy inmerso en la realidad social de hoy pero al mismo tiempo en la cultura y las tradiciones”, afirmaba el fotógrafo.
La obra de Domon Ken puede ser definida como autobiográfica, una documentación privada antes que social, seleccionada siempre con criterios personales que transforman los disparos en un momento de diálogo con los objetos fotografiados.
“Domon Ken marca el pasado histórico de Japón previo a la guerra hasta el periodo de después de la guerra. Se puede decir que su producción es de alguna manera autobiográfica”, señala la responsable de la exposición.
La enfermedad también marcó la evolución de su fotografía. Sufrió dos ictus que lo dejaron en silla de ruedas y con hemiplejía, pero siguió fotografiando.
“Cuando tiene la mitad de su cuerpo paralizado elige usar una máquina de fotos con un trípode y se ayuda de varios asistentes”, explica.
Ken creó una escuela de fotografía. Uno de sus primeros alumnos maestro Takeshi Fujimori, manifiesta que era un “maestro maravilloso”.
“Lo llamábamos ‘el diablo de la fotografía’ porque nunca abría la boca y teníamos que leerle el pensamiento para entender qué es lo que era necesario para disparar y sacar la foto”, comenta Fujimori.
Es además el primer fotógrafo del mundo al que le han dedicado un museo personal, en su ciudad natal, Sakata, inaugurado en 2003.
La crítica define a Ken como una figura poliédrica que abraza a través de la fotografía toda la cultura japonesa antes y después del conflicto bélico mundial.
La exposición podrá visitarse en el Museo del Ara Pacis de Roma hasta el mes de septiembre.
