Cerca del barrio de Carrasco, cuna de la mayoría de los sobrevivientes, inauguró hace unos días el Museo Itinerante de la célebre tragedia de los Andes de 1972.
Quien ingresa a la sala de exposiciones, se imagina en la montaña donde hace 40 años cayó un avión uruguayo. Dieciséis jóvenes sobrevivieron a 71 días de confinamiento en las nieves de la cordillera de los Andes, para lo cual tuvieron que alimentarse con los restos de algunos de los 29 muertos tras el accidente aéreo.
“Es en nombre de los que no volvieron que hemos hecho este esfuerzo de hacer esta obra de arte”, dijo José Inciarte, uno de los sobrevivientes. La escultura representa de manera abstracta el fuselaje del avión “Fairchild Hiller” FH-227, de la Fuerza Aérea Uruguaya, que el 13 de octubre de 1972 se estrelló en la nieve con 40 pasajeros y cinco tripulantes a bordo. Inciarte comentó que el museo “está lleno e impregnado de contenido en valores”, expresado en cartas que ellos escribían para sus familias.