De Balenciaga a Paco Rabanne, pasando por Mariano Fortuny, la costura francesa analiza en el Museo de la Inmigración de París sus trazas genéticas a través de una muestra dedicada a creadores de medio mundo y a la impronta española que contribuyó a crear la alta costura francesa.
Son cerca de un centenar de piezas, al menos 70 modelos exclusivos y un inédito archivo documental los que componen una muestra que, con el título “Fashion Mix. Moda de aquí, creadores de fuera”, busca rastrear hasta el 31 de mayo la particular biografía de la experiencia gala en creación de moda.
“Tratamos de contar la historia de la alta costura a través del prisma de la inmigración”, resume su comisaria Isabelle Renard.
El sector se sirvió del caudal de modistos que, desde mediados del siglo XIX, alimentaba la alta costura francesa, cuyos nombres abarrotan las salas en un curioso crisol de pasaportes, porque la capital de la moda era “una ciudad de libertad”.