Miss Gordita, un concurso de belleza cuyo principal requisito para participar es pesar al menos 70 kilos, se ha convertido en la voz de denuncia contra la discriminación hacia las personas con obesidad en Paraguay, donde más de la mitad de la población sufre sobrepeso.
Trece jóvenes paraguayas, trabajadoras y estudiantes, participaron en la gala celebrada la madrugada del sábado en un club nocturno de Asunción, y de la que salió vencedora Raquel Jiménez, de 24 años.
Antes, Jiménez y el resto de candidatas debieron desfilar en tres ocasiones por la pasarela: una de ropa casual, otra de ropa de gala y, por último, en traje de baño, la novedad de la cuarta edición de este concurso nacido en Paraguay.
Sin ningún complejo, con desparpajo y elegancia, aunque con algún tropiezo, las participantes, que llevaban meses preparándose para esa noche, fueron el centro de atención de cientos de asuncenos y hasta de la prensa internacional.
Tras llegar juntas a la alfombra roja en una ostentosa limusina de color rosa al grito de ¡Miss Gordita!, bailando y riendo, entraron en la sala Dubai de Asunción que las recibía al ritmo de cumbia y reguetón.
Amigos, familiares, cámaras y flashes, y un jurado compuesto por esteticistas, psicólogas y personajes de la farándula, componían el público devoto y chillón que animó a las finalistas de Miss Gordita durante horas de espectáculo.
Entre gritos de júbilo, mucho humo y bastante alcohol, el público celebró la victoria de Raquel Jiménez, de la ciudad de Lambaré, aledaña a la capital paraguaya, y estudiante de segundo curso de ingeniería química.
