Piazzolla, heredero de una tradición

Piazzolla, heredero de una tradición
Piazzola (de blanco) está acompañado por los músicos Nicolás Guerschberg, Mariano Sivori, Damián Fogiel, Gustavo Musso y Martín Pantyre. CORTESÍA/Escalandrum.

¿De dónde salió eso de Pipi? Daniel Piazzolla responde de forma muy natural: “es un apodo que me pusieron de chico. Por mi apellido”.

Un apellido como Piazzolla, para este baterista, tiene mucho peso en la Argentina y en el mundo, en el tango y en la música.

Al ser nieto de uno de los mejores músicos del siglo XX, que revolucionó un género tradicional y por el que el planeta puede escuchar genialidades como Libertango, el no llevar la música en la sangre sería estar piantao (loco en lunfardo), como escribieron Horacio Ferrer y su abuelo en esa Balada para un loco.

Pipi describe su infancia así brevemente: “excelente”. “Muy relacionada con la música y mis afectos”, agrega, pero la presencia de Astor Piazzolla “influyó mucho”, asegura. “Siempre él tuvo claro que para que te vaya bien hay que estudiar mucho y también tener la posibilidad de que te vean tocar en vivo. Ir a los ensayos me sirvió mucho”.

Su primera batería fue un obsequio de su abuelo, cuando a los seis años le “agarró” el gusto por este instrumento: “me agarró cuando yendo a ver a mi equipo de fútbol River Plate, observaba los tambores de la hinchada”. Aunque su pasión por la música nació “desde chiquito con el piano, como a los seis años”, rememora.

Desde entonces, entre sus recuerdos y tesoros permanecen esa batería y la experiencia de observar a su abuelo interpretando el bandoneón en el Teatro Colón de Buenos Aires.

Siguiendo la filosofía de su abuelo, Pipi estudió, y junto con los grandes, entre ellos: Ralph Humphrey, Efraín Toro, Richie García, Tommy Campbell, Frank Katz, Bobby Sanabria y Toss Panos, quienes le enseñaron “ que lo primero es la música y no uno”, dice, mientras que académicamente se formó en el Musicians Institute de Los Ángeles y se graduó de baterista en 1992.

En 1999 formó Escalandrum. El nombre surge de la combinación de escalandrún (una especie de tiburón que Pipi pesca con su padre Daniel, actividad familiar iniciada por su abuelo Astor, y drum (traducción de “tambor” en inglés).

Antes de formar la banda, “hice de todo”, afirma. “Tocaba en muchísimas bandas. Por ejemplo, con Lito Vitale, con quien tuve la suerte de estar en Panamá”, mientras que “Escalandrum lo formé para tocar con mis amigos”.

Desde entonces, el colectivo ha editado siete álbumes: Bar Los Amigos (2000), Estados alterados (2002), Sexteto en movimiento (2004), Misterioso (2006), Visiones (2008), Piazzolla plays Piazzolla (2011) y, el más reciente, Vértigo, grabado en directo en diciembre de 2012, el que asegura ha sido “el que más he disfrutado realizar”.

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