El peligro acecha en la órbita de la Tierra, con miles de desechos que circundan el planeta a alta velocidad. Y no es que se pueda llamar a alguien para que venga con un camión y lo limpie todo. No se trata solamente de piedras perdidas; son fragmentos de toda la basura que hemos enviado allí en los 60 años desde el Sputnik, desde minúsculas partículas de metal hasta objetos mucho más grandes y asombrosos, que viajan a miles de kilómetros por hora.
Una medida básica para los operadores espaciales es rastrear los desechos y guiar los vehículos espaciales de manera que los eviten, ya sean satélites no tripulados, cohetes con seres humanos, o incluso la Estación Espacial Internacional.
En el futuro, sin embargo, es posible que algunas altitudes requieran de medidas activas de limpieza. “Es muy fácil poner algo en órbita”, dijo Bill Ailor, investigador de Aerospace Corp. “Es infernalmente difícil sacarlo”. Estos objetos que viajan a alta velocidad, algunos de los cuales llegan a los 29 mil kilómetros por hora, pueden dar vueltas en torno al planeta durante cientos de años. Mientras tanto, la cantidad de desperdicio en la órbita baja terrestre ha aumentado más rápidamente durante los últimos 10 años.
Algunas compañías contemplan maneras de empezar a limpiar nuestro enorme desván celestial. Todos quienes están de acuerdo en que es caro lanzar satélites simplemente para interceptar y capturar basura. Este incipiente campo de investigación tiene por lo menos dos reglas cardinales: no crear más desperdicio y cuidar el presupuesto. La mayoría se inclina por una solución en la que la basura orbital sea empujada hacia atmósfera terrestre.

